México
¿Genialidad o extravagancia?
En Barcelona, la Fundación Ciborg tiene por objetivo convertir hombres en Ciborgs a través de la implantación de chips
Un caso especial es el del joven británico Neil Harbisson, quien porta una entrada de USB en la nuca a través de la cual recarga una batería para tratar de superar su acromatopsia (incapacidad de discernir los colores). Ideó una base empleando el paralelismo existente entre el patrón de la luz y el del sonido, y cuadró con una fórmula matemática ambas frecuencias: cada gama de color con un tono audible. Con la ayuda de un ingeniero electrónico, creó el tercer ojo (Ayeborg). Un sensor de color a manera de apéndice sobre la cabeza, sujeto a una diadema bajo el pelo y fija al cráneo. Un chip en la nuca y dos imanes en las sienes transmiten los colores en forma de sonido al cerebro. El Gobierno británico lo ha reconocido como Ciborg y le ha permitido lucir su Ayeborg en la fotografía del pasaporte, porque considera que es parte de su cuerpo; una extensión de sus sentidos.
En España, a Roger Soldevilla, estudiante de comunicación audiovisual, un accidente lo dejó sin el dedo meñique y decidió acudir a la Fundación Ciborg para volverse Ciborg con la implantación del denominado “Fingerborg”, un dedo de látex sujeto al muñón de su meñique, con un orificio en la yema desde el cual se asoma el visor de una cámara fotográfica y de video que activa oprimiendo la parte central del dedo.
La endocolonización de la cibernética aplicada al cuerpo humano es tan diversa que hay quienes consideran debe usarse sólo para paliar discapacidades, otros aceptan su utilidad para potenciar sentidos, y otros más justifican la idea de crear superhombres. En ese sentido, el también urbanista Paul Virilio señala que el límite último de la filosofía es el fisiológico; que la evolución ha llegado a su término, la noción darwiniana de evolución, en tanto desarrollo orgánico a lo largo de millones de años y a través de la selección natural. Los denominados Ciborgs son la muestra fehaciente de que la simbiosis del hombre ya no es con la Naturaleza, sino con la tecnología, pero ¿serán una genialidad o una extravagancia?
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