México
Fuego político
En tanto se espera el veredicto, cabe una reflexión más amplia respecto al azar y la vida política
El que los nombres del ex gobernador de Sonora, Bours Castelo, y el ex director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Molinar Horcasitas, estén vinculados con el desorden “en la operación y supervisión del servicio de guarderías (…) que propiciaron las condiciones de la tragedia”, equivale a una receta segura para el rechazo de la opinión pública.
La muerte de 49 niños y el dolor de decenas más pesa sobre la sociedad en su conjunto, pero estos funcionarios en concreto deben responder a una serie de preguntas puntuales sobre la operación y supervisión de la guardería incendiada. Hacerlo consumirá su capital político.
Bours y Molinar merecen como individuos que en la procuración de justicia real se les escuche y se lleve a cabo un debido proceso en su caso, no un linchamiento político o mediático. Los ministros de la Corte se reunirán del 14 al 18 de junio en una inusual sesión ininterrumpida para deliberar sobre el caso; pero cuando la Suprema Corte concluya, no habrá más que decir.
En tanto se espera el veredicto, cabe una reflexión más amplia respecto al azar y la vida política.
He visto profesionalmente a ambos funcionarios. Al señor Bours no lo conozco, Juan Molinar fue mi colega maestro en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). No puedo meter, nunca mejor dicho, “la mano en el fuego por ellos”, pero tengo por cierto que ninguno de los dos no hubieran deseado estar en el lugar donde estaban el 5 de junio de 2009, o que la guardería no fuera un establecimiento subrogado a particulares en la ciudad de Hermosillo, Estado de Sonora, pero fue ahí el fuego y fueron ellos los que estaban al cargo.
Una carrera en ascenso arde en un segundo si la chispa de una tragedia te encuentra en el lugar equivocado, en el momento equivocado.
Eso vale para todos, ciertamente para quienes con base en las encuestas publicadas hasta ahora respecto a la contienda presidencial de 2012, insisten en dar por finalizada esa carrera ante la evidentísima ventaja del gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto; porque, ojo, mucho cuidado con notariar nada en la vida, menos en la política.
Faltan muchos meses y todo puede suceder en la hoguera de las vanidades políticas. El 30 de mayo de 2005, Felipe Calderón no aparecía siquiera en el inconsciente colectivo de la nación como posible candidato, y hoy es Presidente de México. ¿Cuántos se van a subir y a bajar en estos próximos meses dentro de la casa de naipes que es la vida política?
¡Ya veremos!
Síguenos en