México
Estrictamente personal
¿Asesinato justificado?
Fueron las “Focas”, que es lo que significa SEALS, el nombre de los comandos de las Fuerzas Armadas estadounidenses que es una sigla para nombrar a las Fuerzas de Operaciones Especiales en Mar, Aire y Tierra de la Marina, quienes ejecutaron la acción. Entrenados para obtener más de 100% de su capacidad física, los SEALS forman la unidad de élite más letal en el mundo, diseñada durante el Gobierno de John F. Kennedy en 1962 para luchar en guerras no convencionales.
Los SEALS han capacitado por largo tiempo a fuerzas de operaciones especiales de la Marina mexicana, que en los dos últimos años y medio se han convertido en las unidades de ejecución de narcotraficantes por excelencia en México.
El comando más notorio fue el que “liquidó” a Arturo Beltrán Leyva, el llamado “Jefe de Jefes”, en Cuernavaca en diciembre de 2009. Las “focas” mexicanas tenían 15 días de haber regresado de entrenamiento en Estados Unidos, durante el operativo se comunicaban por radio en inglés, y cumplían órdenes del Presidente: los Beltrán Leyva son responsabilidad del secretario de Marina, Francisco Saynez.
Con las diferencias de la operación --incluida que el equipo que actuó contra Bin Laden es llamado Team 6, un grupo de élite dentro de esa élite--, el entrenamiento central de los SEALS y sus contrapartes mexicanas es el mismo. Su trabajo es cumplir la misión en forma terminal, no capturar prisioneros. El Team 6 eliminó a Bin Laden, como el comando de marinos mexicanos hizo con Beltrán Leyva.
Información de inteligencia de Estados Unidos permitió la ubicación de Beltrán Leyva en Morelos. Los comandos de la Marina lo empezaron a cazar desde Tepoztlán y siguieron la pista hasta Cuernavaca. Al tenerlo cercado en su departamento actuaron. De un vigilante que detuvieron con vida, no se sabe nada. De otro que saltó desde un segundo piso y le dispararon mientras caía, tampoco. De las mujeres que estaban en el departamento no se sabe nada. Una de las habitaciones del departamento tenía las paredes rociadas de metralla que aparentemente se dispararon desde el mismo lugar: la puerta.
El segundo caso más sobresaliente es el de Ezequiel Cárdenas, “Tony Tormenta”, un jefe secundario del cártel del Golfo que durante años dirigió su hermano Osiel Cárdenas, muerto durante un operativo de la Marina en Matamoros en noviembre de 2010. Los comandos de la Marina llegaron --presumiblemente desde Estados Unidos, como suele hacerse en operativos de la zona fronteriza--, y fueron eliminando a los guardaespaldas de Cárdenas.
Los servicios de Inteligencia estadounidenses contribuyeron también a señalar el lugar exacto en donde se encontraba Cárdenas, una bodega, donde combatieron con él y su equipo de seguridad durante 125 minutos. El operativo lo tomó por sorpresa, y el Ejército se encargó de repeler los refuerzos que envió el cártel del Golfo en los perímetros de seguridad que establecieron en la zona.
Con la experiencia negativa de haber permitido mostrar la foto del cuerpo de Beltrán Leyva a la prensa, en esta ocasión la Marina fue antiséptica. Lo único que se conoce gráficamente de la operación es la pared destrozada de la bodega, por donde aparentemente entraron los comandos para neutralizar a Cárdenas.
En términos de procedimiento, SEALS o “Focas”, cumplieron el objetivo: eliminar al enemigo. Los SEALS actuaron por orden presidencial, donde Obama no reparó en autorizar una orden de ejecución letal en un país, aliado, pero soberano. El Derecho Internacional fue anulado con una frase histórica: “Se ha hecho justicia”. Las “Focas” mexicanas han actuado sistemáticamente bajo un contexto de estado de excepción, que legalmente no se ha declarado, pero que utilizan discrecional y casuísticamente en la guerra contra las drogas, en violación al estado de Derecho.
La operación contra Bin Laden le dio a Obama un repunte de 11% en su aprobación de Gobierno, lo que significa que 57% de los estadounidenses no les importa la ilegalidad de su acción en territorio extranjero, sino el resultado. En el caso del Presidente Felipe Calderón, su nivel de aprobación cae sostenidamente, pero siete de cada 10 mexicanos coinciden en que, en materia de lucha contra el narcotráfico, el Mandatario está haciendo el trabajo y, según Parametría, cuatro de cada 10 mexicanos sí quieren que se mate a los narcotraficantes.
Si se es narcotraficante o terrorista, ¿se justifica el asesinato? La pregunta parte a sociedades, pero las tendencias en los dos países sugieren que, si bien no es algo concluyente en estos momentos, para allá nos encaminamos.
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