México

Estrictamente personal

La joya mexiquense

Mañana será día de definiciones políticas en el Estado de México. Se establecerán bases de lo que será el cambio de Gobierno en la Entidad electoralmente más valiosa y determinará si Enrique Peña Nieto puede saltar a candidato presidencial en 2012.

El laboratorio político que siempre fueron las elecciones mexiquenses se ha convertido, por el perfil de sus protagonistas, en el trampolín de sueños futuros.

El PRI registrará su candidato al gobierno y un bloque de aspirantes se habrá quedado en el camino, en una demostración de poder que revive el ritual de la disciplina ante el jefe real, Peña Nieto, que ha manejado con paciencia oriental y orfebrería su sucesión.

Es de suponerse que el gobernador tiene el proceso controlado y que no sólo sacará un candidato de unidad, sino que los que no fueron ungidos, permanezcan en el PRI y no, como en otras entidades, salten de trinchera para disputar el poder.
Paralelamente, el PAN y el PRD realizarán una consulta para determinar si la gente aprueba una alianza contra el PRI en las elecciones de julio. La alianza ha sido motivo de una larga discusión entre los partidos y de división en la izquierda mexicana, que los ha llevado al punto de ruptura.

Ese tipo de consultas, empero, son ociosas. Según la historia, salen a votar principalmente aquellos que movilizan los partidos, que suelen apoyar el “Sí”. No son ejercicios democráticamente regulados, pero sí mediáticamente útiles.
El PRI critica las alianzas por considerarlas contra natura. La verdadera razón es que si PAN y PRD se unieran y los partidos movilizan a su voto duro, no sólo estarían empatados con el PRI, sino inclusive podrían inclinar la elección a su favor.

El problema que han tenido PAN y PRD estriba en que sus posibles candidatos se fueron quedando en el camino. Primero el empresario Alejandro Martí les dijo que no estaba interesado; luego la diputada Josefina Vázquez Mota aclaró que su meta es 2012 no 2011; y después se frustraron las gestiones con las activistas María Elena Morera e Isabel Wallace, y el ex priista  Manuel Cadena.

La alianza está muerta si no hay candidato, pero adelantar el registro del PRI una semana antes de lo que hubiera deseado Peña Nieto, revive las esperanzas de que encuentren dentro del PRI al aspirante anhelado. Ambos procesos están vinculados.

Nadie sabe qué realidad existirá mañana en Toluca, pero hay un escenario que inquieta o anima: si Eruviel Ávila es eliminado de la candidatura, ¿no sería un gran candidato de la alianza?

Ávila, alcalde de Ecatepec, es uno de los mejores políticos priistas en el Estado, pero carga con un lastre histórico: es del Valle de México. Desde Isidro Fabela no ha habido un gobernador mexiquense de esa región, y el único que llegó como resultado de una imposición del presidente Miguel de la Madrid, Mario Beteta, fue derrocado por priistas del Grupo Atlacomulco -fundado por Fabela-, que domina la política mexiquense hace siete décadas.

El principal adversario de Ávila es el alcalde de Huixquilucan, Alfredo del Mazo, de Atlacomulco. Si uno de ellos no es ungido, esa casa de poder no lo abandonará. Ávila debe evaluar que si no resulta nominado en esta ocasión que es donde más cerca ha estado, difícilmente volverá a estar en esa cima.

Pero también debe tener en la mente los incentivos para no irse del PRI -¿y si Peña Nieto resulta presidente?- y la posibilidad de una negociación que le garantice una carrera ascendente.

Ávila dijo que no se irá del PRI resulte quien resulte candidato, pero lo mismo dijeron Mario López Valdés y Ángel Heladio Aguirre, y se fueron con la oposición para ganar gubernaturas.

El Estado de México es más importante que Sinaloa y Guerrero, no sólo por peso electoral, sino porque una eventual derrota de Peña Nieto en la elección del sucesor, le dificultaría la obtención de la candidatura presidencial. Si no hay victoria en 2011, admite, no hay futuro en 2012.

La forma como se arregle el proceso será determinante para el futuro mexiquense y del mismo Peña Nieto. Ávila es la parte débil de su ecuación si no es el elegido. Con Del Mazo, su pariente, no tiene problema, pero si Ávila queda libre será irrelevante si se aprueba o no la alianza, y cualquier partido que lo reclute tendrá una fuerza competitiva sin precedente en el Estado. Pero, los futuros en política son especulación, porque la política no tiene ecuaciones válidas al ser inestable el factor humano, aun se crea que todo está negociado, todo amarrado y todo alejado de pesadillas.
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