México
Estrictamente personal
2012: Primera llamada
Calderón le dijo en otoño a sus cercanos que era legítimo que buscaran la candidatura, pero no trabajar en su Gobierno al mismo tiempo. “La puerta para entrar fue chica, pero la de salida es muy grande”, amenazó. Ahí se enfrió el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, quien no va a hacer nada que no le diga el Presidente, mantuvo a otros a raya, como al secretario del Trabajo, Javier Lozano, o inyectó cautelas, como a Heriberto Félix, de Desarrollo Social.
El ajuste en el gabinete no aporta indicios ciertos de favorecer a nadie. Refleja una lógica financiera-política en áreas que son electoralmente rentables y el envío de dos funcionarios con amplia experiencia en el presupuesto a cerrar, quizás, puertas y lagunas legales que permitan a gobernadores priistas encontrar fuentes de financiamiento en la elección presidencial el próximo año. Esta primera llamada a 2012 parece estar más enfocada al control de los dineros que a pavimentar el camino de alguno a la candidatura.
Ni Calderón ni el PAN tienen prisa. La forma como se selecciona candidato es interna, con lo cual no necesariamente el “caballo negro” tiene que ser conocido en el país. Se equivocan quienes descalifiquen a priori a cualquier miembro del gabinete como candidato real para 2012 a partir del poco reconocimiento que tenga a nivel nacional, pues el proceso cerrado le permite conseguir al Presidente el consenso para quien desee en los 11 meses que faltan aproximadamente para la nominación.
En ese sentido, Ernesto Cordero, incondicional de Calderón, podría ser construido como candidato si el Presidente así lo decide. Cordero es muy ajeno al PAN, y su candidatura sólo podría ser viable con el respaldo inequívoco de Los Pinos. Javier Lozano, el secretario de Trabajo, quien se considera el más preparado del gabinete –quizás con razón- en términos de experiencia y belicosidad, tampoco es bien visto en el PAN, pero como Cordero, la candidatura se la puede regalar el Presidente.
Heriberto Félix, el secretario de Desarrollo Social, aspira como Lozano a ser candidato, y no tiene el recato a veces pusilánime que caracteriza a Cordero en este sentido. Félix tiene apoyos dentro del PAN, vínculos con distintos grupos de poder en el partido y el apoyo de Margarita Zavala, la excelente operadora política a la que sólo le estorba públicamente ser esposa del Presidente. Alonso Lujambio, el secretario de Educación, resultó el más lastimado durante la última elección del presidente del partido, pero su cercanía con Calderón y eficacia como tribuno, un activo en la próxima campaña, no permiten descartarlo de la final.
Fuera del gabinete, quien ha hecho un largo trabajo dentro del partido, subsanando los errores de su aspiración hace seis años, es el senador Santiago Creel, quien de todos los aspirantes, es indeseable para Los Pinos como candidato. Próximamente se espera que lo acompañe la coordinadora del PAN en la Cámara de Diputados, Josefina Vázquez Mota, quien se enfrentó al equipo más cercano de Calderón. Sin embargo, al salir del gabinete para ir al Congreso, reconstruyó su relación con Calderón y de acuerdo con panistas en posiciones de conocimiento, es ella por quien, si en este momento se decidiera la candidatura, se inclinaría el Presidente.
La figura del Presidente es de altísima importancia. El diseño de la Presidencia se ha mantenido prácticamente sin modificación desde el régimen priista. Es decir, institucionalmente débil, por lo que su fortaleza emana del talante de su titular. Vicente Fox ejerció una Presidencia débil porque no era un hombre de poder y se perdía en trivialidades, pero Ernesto Zedillo dio un golpe de Estado técnico al dejar al país 11 días sin Suprema Corte de Justicia, y Carlos Salinas manipuló a su antojo el andamiaje político cuantas veces quiso.
Calderón, quien tiene aversión genética al PRI, es el panista más cercano a la cultura autoritaria del PRI, y entiende del uso de los recursos políticos a su disposición para fines electorales. Tiene un año para preparar la gran lucha por mantener el poder, y como Salinas en su momento, construir al candidato que desee para que lo suceda. Cuando se vea el horizonte de 2012, no hay que olvidar estos factores, pues una sorpresa por esta omisión será ser tan dolorosa como tonta.
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