México

Estrictamente personal

Postcalderonismo en riesgo

La lucha por la presidencia del PAN encierra mucho más que el control del partido para enfrentar la confrontación anunciada por el PRI en 2011 y 2012. Pone en juego la redefinición del PAN sobre la gestión del presidente Felipe Calderón, que ha perdido apoyo de manera alarmante dentro del Consejo Político, cada vez más contestatario y opuesto a la política que ha definido su gestión, la guerra contra las drogas. Es decir, de su resultado se podrá evaluar si Calderón es capaz de mantener el poder hasta el final de su mandato, o si la pérdida del control de su partido acelera el declive de su mandato.

Dentro del PAN hay una creciente oposición al manejo del Presidente en materia de combate al narcotráfico, que no ha trascendido a la opinión pública, pero de lo cual hay mensajes cifrados. El más importante fue el primero de noviembre pasado, cuando en su habitual artículo en Reforma el ex líder nacional del PAN y viejo compañero político de Calderón, Germán Martínez, hizo un alegato sobre el “postcalderonismo”, como tituló su colaboración. “Al toro por los cuernos”, subrayó. “¿El nuevo jefe del PAN está decidido a defender ahora y mañana a Calderón? ¿Está convencido de esa lucha? ¿Cree útil tanas vidas y tanto dolor?

“La definición de quién quiere ser líder panista, en ese tema, es fundamental para el partido y para el país. Al ver sólo el primer discurso en su registro, (el senador Gustavo) Madero recordó a Calderón como cabeza de la modernización y la transición. (El diputado Francisco) Ramírez Acuña, dijo, tiene ‘la gran responsabilidad de sobre sus espaldas llevar el destino de México’. (La diputada) Judith Díaz no menciona a Calderón y pide al PAN hacerse responsable de sus gobiernos. Cecilia Romero habló del ‘tercer presidente panista’.

“¿Los panistas no vemos el acoso de algunos medios y de la oposición al presidente Calderón por esa lucha? ¿En el final de su administración y en su despedida de Los Pinos tendrá un partido callado y acobardado? ¿Vamos a desechar las vidas perdidas de la policía y el Ejército en el postcalderonismo? ¿Vamos a olvidar a tantos jóvenes de Ciudad Juárez, Tijuana, Nayarit o Michoacán víctimas del narcotráfico? ¿Vamos a agacharle la cabeza al narco?”.

Martínez pidió a todos los aspirantes a dirigir el PAN comprometerse con el presidente Calderón y su lucha contra las drogas, pero el único que tomó “al toro por los cuernos” fue Gil. El más joven de los aspirantes a dirigir el PAN, ex subsecretario de Gobernación, dijo que la lucha de Calderón era “inquebrantable e incorruptible”, y ofreció que como presidente del partido “nunca tendré empacho en defender al Presidente y sus políticas”.

Gil está en el corazón de Calderón para dirigir al PAN, pero hasta ahora no ha querido meterse de lleno a hacer política partidista. Sin embargo, encargó a su ex jefa de Oficina, Patricia Flores, para que le ayudara en el proceso de elección de dirigente, y esta reclutó a un viejo colega, Jorge Manzanera, uno de los operadores políticos más experimentados en el PAN. Su cabildeo le ha dado a Gil, hasta esta semana, de acuerdo con un recuento preliminar, 120 de los 318 consejeros políticos. No es suficiente. Para ganar necesitaría dos terceras partes: 212.

La pareja Flores-Manzanera, reconocen en el entorno de Gil, tiene un problema de imagen pública, pero son eficientes. Sus adversarios los acusan de presionar y amenazar a delegados para conseguir apoyos. Gil está por encima de sus cinco adversarios, de los cuales Ramírez Acuña y Díaz, no parecen tener ninguna posibilidad. Detrás de él lo sigue Cecilia Romero, la ex comisionada de Migración, quien tiene a toda la extrema derecha del partido respaldándola.

Romero tiene 80 votos en el Consejo Político, de acuerdo con el recuento preliminar, ligeramente arriba de los que ha conseguido el senador Madero, que es la figura moderada y con la que se han aliado varios de los miembros históricos del PAN, entre los que se encuentran algunos miembros de la familia presidencial, que se encuentra dividida en esta elección.

Romero sería una presidente que, aunque amiga de Calderón, representa al segmento que más opuesto está al Presidente, y cuya línea de critica se puede apreciar en varias columnas políticas en la prensa del Distrito Federal de representantes nada conspicuos de esa rama del partido. La extrema derecha está abiertamente opuesta a Calderón en la estrategia contra el narcotráfico, y resentida porque los ha reducido dentro de los órganos de dirección del partido.

La ex comisionada de Migración sería una dirigente de polarización y un regreso a las políticas más conservadoras del PAN. Sola no podría ganarle a Gil, pero en el entorno del diputado temen que finalmente se concrete una alianza táctica con Madero, quien podría llegar a sumar el apoyo de hasta 100 consejeros en los próximos días, con lo cual se cerraría la elección y sus posibilidades se reducirían notablemente.

La elección de presidente del PAN es el 4 de diciembre, y cualquier candidato puede declinar en el momento que lo desee. Si no es así, pueden llegar partidos a la elección, y si ninguno alcanza dos terceras partes, ir a una segunda vuelta. Este escenario tampoco favorece a Gil, que se ha convertido en el enemigo de los otros cuatro. El tiempo se está agotando, sobretodo para el Presidente, cuya fuerza y proyecto transexenal está en riesgo.

Cercanos a Calderón afirman que Gil es el mejor capacitado para lidiar en cualquier terreno con el gobernador de Coahuila Humberto Moreira, quien cada día que pasa luce como el inevitable dirigente del PRI. No ven en su entorno a Madero, mucho menos a Romero, enfrentando en un debate al polemicista y agresivo Moreira, quien ha hecho de la crítica a Calderón una de sus mejores armas para alcanzar el PRI.

Pero al mismo tiempo, el Presidente no ha querido meterse directamente a trabajar por un candidato que entró tardíamente a la lucha por la Presidencia y que no cuenta con el consenso en Los Pinos. En todo caso, Calderón tiene en las manos la decisión que marcará la suerte del PAN por lo que resta de su sexenio y definirá qué tipo de batalla planteará ante el PRI en la sucesión presidencial. La derrota de Gil, se inmiscuya o no en el proceso panista, será también la suya, personal y política, que es una consideración que en estos momentos finales de la sucesión, tendrá que sopesar para, en dado caso, actuar.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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