México
Estrictamente personal
''La Barbie'' y ''El Batman''
Crímenes a sangre fría documentados para YouTube, guerra propagandística de mantas. Decapitados y colgados. “La Barbie” escaló en la pirámide de los sicarios, por ser inquebrantable. Su nombre se hizo leyenda después de que a un desertor del Ejército que trabaja con Los Zetas, le metió un balazo en la cabeza tras interrogarlo y difundió la imagen en un video que le dio la vuelta al mundo. Desde ese momento comenzó a utilizar formatos gráficos que empleaban los terroristas en Afganistán e Irak para amedrentar a sus enemigos.
Responsable de la plaza de Acapulco, con incidencia en Morelos, Valdés Villarreal se asentó, para vivir y operar en los municipios mexiquenses al norponiente de la ciudad de México. Ahí recibió una amplia protección institucional que extendió a sus colaboradores. Uno de ellos es José Jorge Balderas Garza, saltó a la fama como “El J.J”, como lo apodaron unas mujeres argentinas que lo pronunciaban “Jey Jey”, cuando disparó a la cabeza del futbolista paraguayo Salvador Cabañas, en diciembre en un bar del sur de la capital federal.
En sus primeras declaraciones ante la policía federal, que lo detuvo esta semana, “La Barbie” corroboró que en efecto conocía a Balderas Garza. Más aún, relató que tras el atentado recibió una llamada telefónica de él en busca de ayuda. “Me habló al día siguiente, pues eso fue en la madrugada”, recordó. “Lo regañé por lo que hizo, pero ya había pasado”. Y como lo había hecho varias veces en el pasado, lo protegió. Durante tres meses lo escondió en una oficina que tenía Valdés Villarreal en el estado de México, en todo el corredor que sus distribuidores de cocaína para la alta sociedad y el espectáculo, como Balderas Garza, manejaban.
El estudio de caso de la forma como la estructura criminal de “La Barbie” se fue metiendo en ese segmento de élite de la sociedad mexicana, está dibujado por Francisco José Barreto, quien el 24 de enero pasado vio en el Bar Bar a Balderas Garza, a quien conocía como “El Batman” -por una ala de murciélago tatuada en la espalda- desde 2008, cuando le disparó en la cabeza a Cabañas. Los delincuentes eran clientes frecuentes del antro, al sur de la ciudad de México, donde acudían estrellas de telenovelas, futbolistas, empresarios y periodistas.
“La Barbie” le dijo a la policía federal que Balderas Garza conocía a Cabañas. “Paco” o “El Contador”, como se conoce a Barreto, lo corroboró en su declaración ante las autoridades del Distrito Federal. Barreto, quien era un acompañante permanente de “El Batman” en sus incursiones nocturnas al antro, también iba siempre con él al baño, por lo que les sugerían siempre si eran homosexuales. No se sabe que lo fueran, pero esa madrugada, después de que Cabañas entró al baño minutos después de Balderas Garza, Barreto también lo hizo.
Testimonios de un empleado de limpieza del bar revelan que ambos se hicieron de palabras por el reclamo de “El Batman” a Cabañas sobre su pobre desempeño como goleador. Cuando Barreto cruzó la puerta, sin conocer ese antecedente o saber si Cabañas amenazó a “El Batman”, escuchó que Balderas Garza le decía a Cabañas: “Yo soy quien te va a dar en la madre”. En ese momento, recordó, su amigo tenía agarrado del cuello a Cabañas, quien era más bajo que “El Batman”, y observó que tenía apuntándole con la otra mano la pistola calibre .25 que siempre llevaba al cinturón.
Balderas Garza iba dos veces por semana al Bar Bar, donde lo conocían dueños, empleados y clientes. Barreto dijo que esa misma noche lo saludó un artista que hace comerciales de televisión para una empresa telefónica, y que solía charlar amistosamente con otro artista al que conocía como “El Muñeco”, y con un joven cantante que previamente había pertenecido a un grupo juvenil. Fue novio de Silvia Irabién, conocida como “La Chiva” durante su paso exitoso por el Big Brother, con quien tiene una hija, y a quien todavía en diciembre de 2009, contó Barreto, le daba dinero. Amigo de futbolistas, eran asiduos al bar. Incluso, cuando la selección mexicana ganó su pase al mundial en Honduras, al regresar esa noche de Tegucigalpa varios integrantes del Tri fueron directo a celebrar al Bar Bar.
“El Batman” distribuía la cocaína en la alta sociedad en las zonas de Polanco, las Lomas y Tecamachalco, donde vivía, y según se desprende de las declaraciones de Barreto, era adicto a las drogas. En su narración dice que tras dispararle a Cabañas salieron en dos automóviles que se separaron kilómetros adelante en el Periférico, pero que después le habló por teléfono, para preguntarle qué había sucedido. Al contestarle, un poco dubitativo, admitió “Paco”, Balderas Garza le respondió: Ora, hijo de tu puta madre, qué viste, qué pasó”. Le describió lo que había pasado. “Tú viste, tú eres el único testigo que tengo; tengo que matarte”, lo amenazó.
Barreto comenzó su huída pero “El Batman” realmente no lo abandonó. Le envió a su esposa 100 mil pesos. “La Barbie” tampoco dejó a Balderas Garza a su suerte. Lo protegió, lo escondió. ¿Qué hizo con él? No se sabe todavía. Pero el atentado a Cabañas afectó la distribución de la cocaína en el poniente afluente de la ciudad de México y comenzó a dejar al descubierto la penetración de la estructura criminal en la alta sociedad mexicana. “El Batman” vivía sin problemas en Tecamachalco; sus cercanos, que iban esa noche con él, en el exclusivo Bosque Real, en Huixquilucan; su equipo de seguridad, a quien les pagaba entre 12 mil y 15 mil pesos mensuales, trabajaban en la Agencia de Seguridad Estatal mexiquense y también entregaban cocaína a los distribuidores como Balderas Garza.
La saga de “El Batman” era un libro abierto, sin poderse completar. “La Barbie”, que tenía una fuerte debilidad por la gente del espectáculo, quizás empiece a llenar las páginas blancas de este culebrón alterno de la guerra contra las drogas.
rrivapalacio@ejecentral.com.mx
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