México

Estrictamente personal

Los nervios de Amalia

Amalia García está en problemas políticos y de política. El virreinato que ha encabezado por casi seis años está a punto de colapsarse, con lo cual su futuro político —aspira a la jefatura del Gobierno del Distrito Federal— y espiritual —que un incondicional le cuide las espaldas—, están en riego. Con tanto en juego en vísperas de la elección por la gubernatura del Estado, es normal que se encuentre en un manojo de nervios. Pero de qué tan grandes deben ser las probabilidades de su derrota que está perdiendo el temple y cometiendo serias equivocaciones.

El último tropezón fue el martes. En respuesta a una denuncia anónima, envió a 150 policías ministeriales y preventivos, acompañados de ministerios públicos y de la subprocuradora general de Justicia de Zacatecas, a una bodega donde había varios vehículos, que creían que eran robados. Un comunicado de prensa de la procuraduría dijo que se trataba de 40 vehículos nuevos que habían llegado hacía “15 días a este lugar por parte del Gobierno de Nuevo León en apoyo al candidato a la gubernatura por el PRI, Miguel Alonso Reyes”.

Más tardaron en hacer el escándalo que en comenzar a revertirse. La primera crítica fue sobre el uso masivo del poder estatal a partir de una denuncia anónima, sobre un mero robo. La segunda fue que la responsable del operativo fuera María Concepción García Medina, hermana de la gobernadora y subprocuradora estatal. La tercera fue que se acusara directamente al Gobierno de Rodrigo Medina. Todo se fue desmoronando. No eran 40 vehículos sino 15; tampoco eran robados, sino que habían sido entregados en comodato; y que no era el Gobierno neoleonés de donde habían salido, sino de un empresario que, en eso sí atinaron, es regio. El procurador estatal dijo que seguirían investigando durante 72 horas, lo que más pareció un intento para mitigar la situación embarazosa en que quedó la gobernadora.

Amalia García parece estar disparando con escopeta, que puede interpretarse como una señal de desesperación al ver que su poder autoritario y nepotista pueda ser desmantelado por sus adversarios. Todo el aparato del Estado que puso en marcha para imponer a su candidato a la gubernatura, el senador Antonio Mejía Haro, no ha sido suficiente. No evitó el rompimiento con su viejo camarada Raymundo Cárdenas, el senador que se fue al PRI con un argumento de que si el PRD operaba como el PRI, mejor se iba al PRI original. Tampoco zanjó su conflicto con el senador Ricardo Monreal, al negarse a negociar una candidatura de unidad de izquierda donde el candidato fuera David Monreal, hermano del legislador y ex alcalde de Fresnillo.

Es perfectamente entendible que García no quisiera entregar el poder a la familia de la persona con quien ha peleado seis años, pero tampoco resolvió el proceso interno de selección de candidato, que la tiene en un hoyo. Según los tracking polls (encuestas telefónicas diarias que miden el pulso ciudadano) del PRI y del PAN, Mejía Haro se encuentra en el cuarto nivel de preferencias electorales, muy por debajo del puntero, el priista Reyes. La tendencia dibuja un horizonte ominoso para la gobernadora, empeñada en embarrarse de lodo.

Este miércoles empezó a circular por internet un correo llamado “Miguela”, que incluye tres fotografías donde aparecen los cuerpos de los actores que filmaron la película “Secretos de la Montaña”, pero con los rostros de Reyes y Ricardo Monreal. La propaganda sugiere que el candidato del PRI, de 38 años, es homosexual por el simple hecho de que no es casado. El contenido del mensaje es totalmente homofóbico, y ya ha sido descrito como parte de la “campaña sucia” en Zacatecas.

¿A qué le teme Amalia García? Aunque le delegó parte del poder a su hija, la senadora Claudia Corichi, no existe pena por ejercer una gubernatura bicéfala, salvo el juicio político y moral de los electores. Sin embargo, hay otros componentes que sí pueden generarle problemas legales, con la ley de Responsabilidades de Funcionarios Públicos, por presunto desvío de recursos, tráfico de influencias y abuso de poder. Su hija se encuentra en el centro de todo, y no perderá el fuero hasta 2012. Pero la gobernadora, se queda sin blindaje este mismo año.

García repartió en grande el botín político dentro de su familia. No se limitó a su hija. Su primo político, que es secretario de Obras Públicas, está casado con su prima hermana que es la directora del Museo Zacatecano. Un primo hermano fue el secretario de Planeación y Desarrollo Social, y otro que aspira ser alcalde de Zacatecas capital, era su secretario particular. Su cuñada es directora de Promociones en la Representación del Gobierno en el Distrito Federal, y su sobrina es directora administrativa del DIF.

El control lo ejerce la senadora Corichi, a quien han señalado repetidamente a lo largo del sexenio como presunta responsable de actos de corrupción, favoreciendo a constructores locales a cambio de una vida de lujos. Entre los casos que se señalan como prueba de corrupción está la remodelación de la casa de su madre la gobernadora, donde participaron cuatro de esos empresarios y le regalaron la obra de unos 10 millones de pesos. A cambio, de acuerdo con denuncias públicas, recibieron contratos gubernamentales por 900 millones.

El mundo político no se les han venido encima porque, de acuerdo con documentos internos del Gobierno, se han neutralizado las críticas y denuncias a través de campañas en contra de sus adversarios mediante las plumas de “columnistas afines” en Zacatecas y el Distrito Federal, y de “medios aliados”, a los que la senadora ha dado, en reciprocidad, publicidad.

Pero el poder en México es absoluto hasta que se acaba el plazo durante el que lo detentan, que es lo que se le acerca a Amalia García. Un adversario político le puede hacer la vida imposible, con auditorías a su gestión, la revisión meticulosa de la cuenta pública, o incluso la persecución a sus familiares, particularmente a su hija. Como es la política, ni siquiera tendrían que probarle que son responsables de un delito. Bastaría la cacería política para minar el futuro de la gobernadora, que tanto quiere y que está, a decir por las encuestas, a punto de perder todo el poder y prestigio por lo que tanto luchó. La gobernadora ha jugado mal y se acerca el momento que pague la factura.
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