México

Estrictamente personal

La baraja de Salinas

El ex presidente Carlos Salinas se ha reunido con tres gobernadores del PRI en las últimas semanas. En orden cronológico, Humberto Moreira de Coahuila, Ulises Ruiz de Oaxaca y Fidel Herrera de Veracruz. Los tres tienen como común denominador que  no están alineados con el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, y de representar grupos de presión dentro del partido fuera del control del liderazgo de Beatriz Paredes, presidenta nacional del PRI, y que operan al margen de las directrices de Francisco Rojas, coordinador de la bancada priista en San Lázaro, aliado de Salinas.

Las razones por las cuales se ha entrevistado con ellos, de acuerdo con priistas, responden a diferentes tiempos y espacios. En los dos primeros casos, señalan, Salinas buscaba el respaldo para que Rojas quedara al frente de la coordinación de los priistas, mientras que en el tercero, dejó la impresión entre los veracruzanos que sólo estaba explorando la activación de mayores opciones para 2012.

Del encuentro con Ruiz, la divisa de cambio fue el apoyo para ser líder nacional del partido en 2011. Con Herrera no hubo compromisos de ningún tipo; sólo se emitieron símbolos políticos, tras una reunión con un grupo muy reducido de veracruzanos, encabezados por el gobernador y el presidente estatal del PRI. Moreira está fuertemente vinculado a la maestra Elba Esther Gordillo, que a su vez está distanciada de Salinas desde hace tres años. Pero Salinas está buscando volver a estar cerca de ella—2% del voto magisterial, se ha visto, puede modificar una elección presidencial—.

Salinas pretender ser un bróker de la política priista. A principios de año decía que su objetivo era evitar que Peña Nieto, Paredes y el senador Manlio Fabio Beltrones, se pelearan por la candidatura presidencial y el partido se volviera a dividir. Con Paredes tiene una relación buena en este momento, aunque el maltrato a Rojas en la coordinación parlamentaria puede afectar el entendimiento actual.

Con Beltrones la relación es de pares, y desde hace varios años no ha sido fácil. El senador encabeza un grupo, y no quedó a gusto con su correlación de fuerzas en la asignación de presidencias de comisiones en la Cámara de Diputados.

En su misma trinchera se encuentra Emilio Gamboa, quien asumirá la dirigencia del sector popular del PRI a fines de este año para prepararse a llegar a la presidencia del partido en 2011 y manejar la campaña presidencial. Aunque Gamboa es cercano a Peña Nieto, su relación con Salinas está rota desde el asesinato de Luis Donaldo Colosio en 1994, y es muy difícil pensar que le diera la espalda al senador.Moreira juega más con Peña Nieto, pero su alianza territorial, que es la que también busca Herrera, es con Gordillo, y tiene aspiraciones más altas que un Gobierno estatal.

Ruiz está más cerca de Beltrones, pero va a entrar en conflicto con Gamboa cuando ambos disputen la presidencia del PRI. Los movimientos tácticos de Salinas dejan entrever que el problema de fondo para 2012 será con Beltrones y Gamboa, que en este momento son la pareja más poderosa que pueda enfrentar a Peña Nieto, y que ve en Moreira, Herrera y Ruiz, aliados tácticos.

La atención nacional está centrada en Peña Nieto, pero el ex presidente no tiene sólo a un aspirante bajo el regazo. El más claro es Rodrigo Medina, quien este sábado asumió la gubernatura de Nuevo León, ante 10 gobernadores, toda la nomenclatura priista, y mostrando la construcción de una alianza con Gordillo, iniciada por el fuerte apoyo que le dio Moreira durante la campaña.

Peña Nieto fue el gran ausente, dado que el gobernador mexiquense, en el último momento, cambió su plan de vuelo de Monterrey a Boston para, explicó, ir al cumpleaños de su hija. Los priistas no lo extrañaron.

Al contrario, colmaron de elogios al bisoño gobernador Peña Nieto y Medina, que están siendo cobijados por la estructura de mercadotecnia electoral de Televisa no son las únicas opciones que parece quisiera manejar Salinas y su grupo político. Por lo que se infirió de la visita a Veracruz, donde el ex presidente llamó a Herrera un gobernante “excepcional”, dejó la impresión que busca una tercera vía, para lo que se ofrezca.

Algo debe tener el gobernador de Veracruz, pues junto con el del Estado de México, se ha convertido en el mandatario priista más mal vistos dentro de Los Pinos. Salinas, quien se encuentra en Londres, tampoco estuvo en la toma de posesión, ni lo extrañaron.

El cónclave priista del sábado pasado hizo que 2012 no se viera tan lejano. Más aún, lo cerca que se aprecia dibujó ya los eventuales puntos de confrontación. El establo priista tiene demasiadas estrellas como para que no se empiecen a preocupar ante un desenlace como en 2000 y 2006, cuando las pugnas internas por el poder impidieron que ganaran la Presidencia. Eso es lo que Salinas quiere evitar, pero la forma como están jugando los dueños de la maquinaria priista lo rebasan.

Lo oyen, pero no todos  lo escuchan. Están más atentos en la ruta estratégica. Por ahora se han formado detrás de Peña Nieto, que cabalga sobre su popularidad, pero saben que falta mucho tiempo para que se decida la candidatura y entienden que cuando se está tan alto, sólo se puede caer.

Sin decirlo públicamente, esperan que eso suceda para que la sucesión dentro del PRI vuelva a abrirse. Salinas no debe desear ese camino, sino manipular el proceso. En esa lógica se puede ver su apoyo a Peña Nieto, el respaldo a Medina y el intento por construir un tercer frente con Herrera, quizás no como aspirante real a la Presidencia, sino como un distractor y un guerrero contra otros grupos, como el de Beltrones y los gobernadores afines a la maestra Gordillo que no controla.

No tardará mucho en verse las cartas de todos aquellos que aspiren al poder presidencial en el PRI. En 2010, las cosas podrán definirse.

rrivapalacio@ejecentral.com.mx

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