México
Estrategias políticas diferentes
Es ya un lugar común, pero debe decirse: en todo el país las cosas empeoran cada día
Es ya un lugar común, pero debe decirse: en todo el país las cosas empeoran cada día. Pareciera que nos acercamos a un colapso del sistema y que la clase gobernante no se da por enterada. No sería extraño, porque ellos viven en otro mundo. Pero entre los de abajo hay mensajes que pueden tener lecturas diversas. Ven a los de arriba, no con envidia, sino con enojo y resentimiento. El sistema que han creado les permite tener todo, incluso con exageración, mientras que entre las mayorías, los que tenían poco ahora tienen mucho menos o nada, y muchos otros, antes con cierta capacidad de sobrevivencia, ven cómo los efectos de la crisis los están alcanzando.
Por ello, aunque no siempre de forma evidente, cada quien piensa y configura estrategias políticas que les permitan a unos seguir dominando, mantener las cosas como están al costo que sea. Otros piensan también en las formas políticas que pueden ayudarles a resistir y sobrevivir a este sistema y a esta clase en el poder. Tanto en el campo del poder como en el campo popular no hay una forma única de concebir las estrategias que corresponde a poner en marcha. Hay diversidad de pensamiento para la acción. Unos quieren seguir controlando, otros mediatizando y aprovechando la crisis y desde luego hay quienes quieren alterar o cambiar de plano de sistema.
Tomando como punto de observación y análisis las luchas socioambientales que se desarrollan en México y en Jalisco, esto resulta más o menos evidente. Así mismo, desde este observatorio social adquiere concreción la afirmación primera de que las cosas empeoran cada día. Este tipo de movimientos son una respuesta a la crisis ambiental que se asoma por todos lados (en el campo y la ciudad) y que está acabando con los recursos naturales básicos para la vida de todos, incluso la de los que los explotan y se han hecho ricos con ellos.
Frente a esta situación vemos, por un lado, cómo los capitalistas y la clase en el poder se dicen preocupados por el deterioro ambiental, pero no asumen responsabilidad alguna.
Utilizan el discurso del desarrollo sustentable de forma demagógica para continuar con sus prácticas depredadoras.
Por otro lado tenemos una gran cantidad de organismos cuasi privados y sociales, de científicos, de profesionales, etc., que aprovechan el bum del tema ambiental, así como su crisis, para conseguir recursos y financiamientos nacionales e internacionales. Intervienen sí, cuestionan también, pero han hecho de esta forma de intervención una forma de vivir a la vez que adquieren cierto prestigio como protectores del medio ambiente y la Naturaleza. Aprovechando sus conocimientos y recursos generalmente tienden a representar y hablar por la sociedad civil o, en el peor de los casos, asumirse como la sociedad civil.
Una tercera línea de pensamiento y acción se ha venido conformando por aquellas diversidad de colectivos surgidos de pueblos y comunidades rurales y urbanas que se plantean construir con calma, sin prisas, a largo plazo, una vía diferente. Alejada de los dos anteriores donde los conceptos políticos no son alternancia, ciudadanía, participación electoral, transparencia, derechos humanos. Aquí se escuchan conceptos como autonomía, emancipación, comunidad, resistencia, dignidad, democracia desde abajo, necesidades insatisfechas, etc.
Por ello, aunque no siempre de forma evidente, cada quien piensa y configura estrategias políticas que les permitan a unos seguir dominando, mantener las cosas como están al costo que sea. Otros piensan también en las formas políticas que pueden ayudarles a resistir y sobrevivir a este sistema y a esta clase en el poder. Tanto en el campo del poder como en el campo popular no hay una forma única de concebir las estrategias que corresponde a poner en marcha. Hay diversidad de pensamiento para la acción. Unos quieren seguir controlando, otros mediatizando y aprovechando la crisis y desde luego hay quienes quieren alterar o cambiar de plano de sistema.
Tomando como punto de observación y análisis las luchas socioambientales que se desarrollan en México y en Jalisco, esto resulta más o menos evidente. Así mismo, desde este observatorio social adquiere concreción la afirmación primera de que las cosas empeoran cada día. Este tipo de movimientos son una respuesta a la crisis ambiental que se asoma por todos lados (en el campo y la ciudad) y que está acabando con los recursos naturales básicos para la vida de todos, incluso la de los que los explotan y se han hecho ricos con ellos.
Frente a esta situación vemos, por un lado, cómo los capitalistas y la clase en el poder se dicen preocupados por el deterioro ambiental, pero no asumen responsabilidad alguna.
Utilizan el discurso del desarrollo sustentable de forma demagógica para continuar con sus prácticas depredadoras.
Por otro lado tenemos una gran cantidad de organismos cuasi privados y sociales, de científicos, de profesionales, etc., que aprovechan el bum del tema ambiental, así como su crisis, para conseguir recursos y financiamientos nacionales e internacionales. Intervienen sí, cuestionan también, pero han hecho de esta forma de intervención una forma de vivir a la vez que adquieren cierto prestigio como protectores del medio ambiente y la Naturaleza. Aprovechando sus conocimientos y recursos generalmente tienden a representar y hablar por la sociedad civil o, en el peor de los casos, asumirse como la sociedad civil.
Una tercera línea de pensamiento y acción se ha venido conformando por aquellas diversidad de colectivos surgidos de pueblos y comunidades rurales y urbanas que se plantean construir con calma, sin prisas, a largo plazo, una vía diferente. Alejada de los dos anteriores donde los conceptos políticos no son alternancia, ciudadanía, participación electoral, transparencia, derechos humanos. Aquí se escuchan conceptos como autonomía, emancipación, comunidad, resistencia, dignidad, democracia desde abajo, necesidades insatisfechas, etc.
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