México
Estos hermanitos Castro
En Cuba existe un estado de ley marcial que representa la desaparición de todas, y digo absolutamente todas las libertades fundamentales y los derechos civiles
Durante medio siglo el mundo ha sido testigo de imágenes y testimonios sobre miles de cubanos fusilados, asesinados, encarcelados, desaparecidos, torturados y ahogados en su desesperación por salir de esa maldición llamada: “Hermanos Castro”. Pero una cosa te aseguro. De la misma manera en que no se pudieron ocultar los horrores de Hitler y Stalin, de Pinochet y su junta militar, tampoco se podrán ocultar los crímenes de Fidel Castro. La sucesión de Castro a Castro ha iniciado el paulatino declive de un régimen destinado a desaparecer. Sí, sí, en Cuba hay personas que en pleno siglo XXI están encarceladas por pedir libertad.
La muerte de Orlando Zapata, el preso fallecido en huelga de hambre, ha levantado de nuevo la cautela de los países de la Unión Europea acerca de la ayuda que se debe abrir a un Gobierno que no quiere entender que la historia los borrará por completo del mapa. Y que sólo quedarán como marco de referencia de las grandes locuras que el ser humano es capaz de construir.
El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, acusó a Estados Unidos ante la ONU por la muerte de Orlando Zapata. Según él, el bloqueo comercial impuesto por Washington fue la razón de la muerte de Orlando. ¿No se trata de un flagrante insulto a la inteligencia? O sea que ¿en Cuba existe un escrupuloso respeto a los derechos humanos, a las garantías individuales, a la propiedad, a la libertad de expresión? Los miles de asesinatos a balazos en los paredones, perpetrados en contra de auténticos amantes de la libertad, ¿también fueron embustes concebidos por los gringos? ¿Los opositores al Gobierno cubano instalados en una huelga de hambre son de verdad traidores al servicio de Estados Unidos.
Y usted, señor Presidente Calderón, en lugar de levantar una protesta oficial, abraza a Raúl Castro como ejemplo de democracia, en el mismo momento en que Orlando muere de hambre. Qué decepción. Y usted, señora Rosario Ibarra, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado y a quien consideraba una mujer centrada y valiente, declara en una franca muestra de “chochez”, “que el Gobierno de los hermanos Castro “es un Gobierno honrado y no es asesino”, aludiendo que Orlando Zapata no fue obligado a entrar en huelga de hambre. Y que el Gobierno de Raúl Castro no tiene responsabilidad en su fallecimiento. Que yo sepa, señora Rosario, las huelgas nunca son obligadas, y usted bien sabe que son una desesperada decisión de esperanza.
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