México
Estabilidad contra impunidad
Denunciar delitos, como la multiplicidad de recomendaciones emitidas por la Comisión de los Derechos Humanos, es inútil
Faltan garantías y la desconfianza es común, a pesar de los esfuerzos de la autoridad. Ahora surge una esperanza con el cambio de funcionarios federales.
Denunciar delitos, como la multiplicidad de recomendaciones emitidas por la Comisión de los Derechos Humanos, es inútil. La impunidad predomina por intereses ocultos.
Existen graves acusaciones sobre funcionarios de los sectores público, privado y laboral, de intocables, a quienes no se investiga y mucho menos se sigue investigación para esclarecer inocencia o culpabilidad.
En este clima de impunidad, la sociedad subsiste alimentada por la intranquilidad; en espera de no ser una víctima más de la delincuencia en alguna de sus múltiples expresiones. Porque si los delitos, aun aquellos objetos de comunicación masiva, quedan a expensas del olvido, poco o nada puede esperar el “ciudadano de a pie”.
La inseguridad ostenta el paliativo de la ocupación a través del empleo, y éste depende de la inversión pública y privada, nacional o extranjera, pero sabemos bien que ésta no se realiza en el clima de la desconfianza. Nadie está dispuesto a crear fuentes de empleo donde se carece de garantías.
La planeación es materia insoluta, por años se ha pugnado por definir la vocación por la cual se apueste de manera unida y contundente a un proyecto sólido y de larga duración; que podría ser el turismo por ubicación y características endógenas.
Sin embargo, se optó por la facilidad del petróleo, ahora en proceso de extinción como combustible y reducido a precio por elementos sustitutivos. En tanto, el campo está abandonado y carente de infraestructura.
Las políticas públicas acudieron a la inmediatez antes de la previsión y las consecuencias están saliendo a la luz en forma de crisis, insatisfacción y delincuencia irreprimible.
Más que palabras discursivas de llamado a la participación contra el crimen, es necesario exhibir voluntad y valentía contra la impunidad en quienes ostentan privilegios en los círculos del poder, para demostrar responsabilidad en el uso de la autoridad otorgada por la población.
Los acontecimientos recientes expresan la necesidad de concluir con el régimen de complacencia y complicidades; expresiones de inconformidad.
Son expresiones aparentemente lejanas, pero de ninguna manera ajenas, puesto que en su correspondiente proporción están presentes en nuestro territorio.
Por eso mismo, es imprescindible poner atención a tales acontecimientos, sin aparentar la paja en el ojo extraño sin ver la propia. Aún es tiempo.
Dios nos guarde de la discordia.
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