México

Es la TV, tontos

El pánico bajó de la montaña como una cabra arisca y estremeció las ánimas tranquilas de Los Pinos

“¿Y si se aparece Peña Nieto?”.

El pánico bajó de la montaña como una cabra arisca y estremeció las ánimas tranquilas de Los Pinos. “Ese canijo —dijo la voz— está en todas partes. Acuérdense cómo llegó a la foto con el Papa en el Vaticano y a la del apretón de manos con Shimón Pérez en Jerusalem. Lo retrataron repartiendo juguetes en Haití, dándoles agua a las que parían en Chile y apadrinado gays en su boda. No nos vaya a madrugar a la hora de la hora”.

La hora a la que la voz se refería era la de la inauguración del Mundial de futbol que todo mundo estará viendo. “Y eso va a ser el 11 de junio —dijo otra voz, no la voz, sino otra voz— y tenemos elecciones tres semanas después, el 4 de julio. Ese tipo es capaz de presentarse en el estadio”.

Unos segundos de silencio congelaron los pensamientos, según lo hacía para acentuar el dramatismo María Tereza Montoya en “La Malquerida”, de Jacinto Benavente. “Acuérdense —dijo la voz de un sobresaliente— la suerte que tuvo Demetrio Sodi, que por puritita casualidad fue entrevistado en una final de campeonato y así se hizo delegado en la Miguel Hidalgo. No me extrañaría que Enrique Bermúdez se lo topara por sorpresa y le hiciera una entrevista.

“Tiene usted que ir —dijo la otra voz—, porque en una de esas hasta Marcelo nos juega chueco y se presenta vestido de aguador de la selección. No me extrañaría que ya tengan sus boletos. Usted debe estar ahí”.

No se lo tuvieron que decir dos veces, se le quemaban las habas por ir. “Lo bueno —dijo la voz— es que no tenemos problemas en México; de aquí a junio Fernando acaba la guerra y nos podemos ir tranquilos”.

Avanzada la segunda mitad del sexenio, envueltos en una crisis económica mundial y en una guerra que no se acaba, el “think tank” supremo concibe un plan glorioso de los que describió Bolívar en una de las últimas cartas a su novia: “Nos tocó la misión del rayo: iluminar el abismo por una fracción de segundo y perdernos en la nada para siempre”. Tal vez no sean las palabras textuales del Libertador , pero valen para el caso. La magnitud de la sutil estratagema del Mundial mereció espacios en primeras planas, comentarios en columnas editoriales, opiniones de famosos periodistas y cartones de los mejores dibujantes. Las repercusiones del magistral empleo de los medios de opinión y Gobierno no se extinguen cuando empieza una nueva semana de acontecimientos y noticias. Los 12 jugadores estarán en el estadio. Once de ellos buscarán el triunfo allá abajo. Cómo les va a ir es lo de menos.

Lo importante es el gol decisivo que nos dará el triunfo: una entrevista del de la voz con Nelson Mandela, esa especie de Madre Teresa laica. No hay portero que lo pare.

Y en cámara lenta por todos los canales.
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