México

Enfermedades de la televisión

Una simple pastilla y te elimina la diabetes, te cura la cirrosis, te quema la grasa, ayuda a un perfecto balance de tu organismo y elimina todo cuanta ocurrencia tengan los ''creativos'' de la comunicación y mercadotecnia

Vivimos en una época fascinada por la velocidad y superada por su propia aceleración. La alianza establecida entre la lógica del beneficio inmediato propia de los mercados que tanta adrenalina producen al ser humano, y la instantaneidad de los medios de comunicación, han propiciado una cultura del presente absoluto donde todo parece caracterizarse por el hecho de que nada permanece, pero tampoco cambia nada esencial, un tiempo en el que pasan demasiadas cosas y, a la vez, estamos llenos de repeticiones, rituales y rutinas. Tras la dinámica de la aceleración permanente hay un paradójico estancamiento de la historia en el que nada realmente nuevo comparece.

Todo ahora es instantáneo. Puedes reducir de peso en tan sólo pocos días. Una simple pastilla y te elimina la diabetes, te cura la cirrosis, te quema la grasa, ayuda a un perfecto balance de tu organismo y elimina todo cuanta ocurrencia tengan los “creativos” de la comunicación y mercadotecnia.

Con tan sólo llamar a un numero telefónico, que para tu tranquilidad económica es línea 800 sin “costo”. ¡Ah!... Y si eres de los primeros en llamar dentro de los próximos 10 minutos recibirás otro frasco igual, “¡Completamente gratis!”. Aparatos que sin esfuerzo alguno de tu parte, fortalecen tus músculos, te ejercitan, te esculpen un cuerpo, sin siquiera tener que mover un solo dedo.

Y lo más indignante de todo es que se venden, y en cantidades masivas. Sin recato alguno de parte de industrias que venden sueños en forma de “medicamentos”, y que sin conciencia alguna todavía tienen el descaro de adherir la leyenda de no ser un “medicamento”, cuando lo promueven como un producto comprobado científicamente. La artritis, los dolores musculares, las hemorroides, la impotencia sexual, el cansancio y el stress, los tienes porque quieres; la solución es simple: una pomada, un jabón milagroso, unas cuantas gotas y ya está. No más angustias, no más dolores, no más resacas. Tú ponte hasta las trancas, come grasa, excédete en placeres. Yo me hago cargo de ti, dicen los anunciantes. Sólo basta una llamada y a la puerta de tu casa llegará el hada madrina dentro de una pastillita.

¿Qué no hay ninguna regulación para esta sarta de mentiras, para este exceso de comerciales, para este desenfrenado mercado de inocentes que son llevados por su ignorancia hasta padecer de enfermedades que ni siquiera padecen? ¿Qué no se podrá poner un límite al atiborramiento de comerciales por parte de los medios de comunicación?

Igual que el Mundial de Sudáfrica. Mientras juegue la Selección de México, la violencia, los decapitados y muertos ya no son cosa que importe, ni sentimiento que nos mueva.

Ni charlas de café. Sólo importan unas “chelas” bien frías. Y asunto terminado.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando