México

Encarcelado, “El Mochomo” dirige su cártel

Fue él quien determinó que su hermano Arturo quedara al frente de la organización criminal de su parentela

Fue él quien determinó que su hermano Arturo quedara al frente de la organización criminal de su parentela, tras haber sido capturado hace casi dos años, el 21 de enero de 2008 en Sinaloa.

Fue él quien, a la muerte de Arturo “El Jefe de Jefes”, el pasado 16 de diciembre en Cuernavaca, decidió que otro de sus consanguíneos, Carlos, se hiciera cargo de liderar el cártel. Su orden tuvo poca vigencia: 14 días, pues el 30 del mismo mes fue capturado Carlos Beltrán Leyva.

Aunque puede echar mano de Héctor, el último de sus hermanos libres, o de su hombre de confianza y jefe de seguridad Edgar Valdés Villarreal “La Barbie”, Alfredo Beltrán Leyva, la mente maestra del cártel de narcotraficantes que lleva sus apellidos, anda buscando figuras externas que hagan frente a la ofensiva gubernamental en su contra y mantengan a salvo el negocio familiar.

Todo lo anterior aparece en documentos que conforman la investigación que realizan las autoridades federales —especialmente la Secretaría de Seguridad Pública y el Ejército con la Marina y la PGR—, y que se ha venido ensanchando a partir de la muerte de uno y la captura de otro de los hermanos Beltrán Leyva. Los reportes de inteligencia coinciden en que Alfredo, alias “El Mochomo”, sigue dirigiendo su organización criminal, a pesar de haber sido detenido hace un par de años y permanecer recluido en el penal de máxima seguridad de Puente Grande, Jalisco.

Según esta indagatoria, Alfredo Beltrán Leyva no opera desde la cárcel —como en su momento lo logró hacer durante años Osiel Cárdenas Guillén, al grado de organizar una huelga de hambre dentro de La Palma, en Almoloya— sino desde las instalaciones del Poder Judicial Federal donde se llevan a cabo sus procesos, concretamente, desde el Juzgado Octavo de Distrito con sede en Guadalajara, a través de sus abogados a quienes gira instrucciones cifradas que ellos saben decodificar y transmitir al resto de la organización criminal.

Esta investigación, de ser expuesta y rubricada públicamente por el Ejecutivo, significaría un llamado de atención para que el Poder Judicial no quede al margen de la lucha contra el narcotráfico, e impida de inmediato que sus instalaciones sean los nuevos centros de operaciones de los criminales.

El llamado sería a la vez una catarsis recurrente de un Presidente y su gabinete de seguridad que se sienten solos en la batalla, en donde otros actores políticos los respaldan… pero sólo en declaraciones, y no ven a diputados, senadores, gobernadores, presidentes municipales, jueces, magistrados y ministros poniendo la vida en riesgo a cambio de conseguir el objetivo, trazado desde Los Pinos, de minar al narcotráfico.

Saciamorbos


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