México
‘‘En manos de ese señor…’’
Algunos lectores me preguntaban, con sincera inquietud, por qué dedicar espacio editorial a la figura del gobernante mexiquense
Así por ejemplo, cuando se hablaba de dinero para educación, se decía que habían ganado o perdido las universidades y particularmente los rectores de las mismas; o en lugar de aplaudir o criticar si se destinarán fondos a actividades agropecuarias productivas, se señalaba que el priista líder de la CNC había hecho un berrinche y amagado con abandonar la bancada de diputados de su partido porque no le habían dado lo que pedía.
Pero, sin lugar a dudas buena parte de la discusión presupuestal (aunque ésta haya implicado negociar “sólo” 0.01% de todos los egresos de la Federación) se centró en lo que repartió el gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, quien ha combinado en las semanas recientes los preparativos de su boda con las maniobras para nombrar sucesor y las negociaciones para ser el factor decisorio de la próxima dirigencia nacional del PRI. Desde luego, todo ello no ha mermado su actividad social (disfrazada de acción gubernamental) que lo proyecta con cargo al erario todas las noches en los noticieros estelares de la televisión.
Algunos lectores me preguntaban, con sincera inquietud, por qué dedicar espacio editorial a la figura del gobernante mexiquense, dado que en las últimas semanas he escrito varias veces sobre temas relacionados con sus andanzas. Graciela me escribió y sintetizaba sus inquietudes en la siguiente expresión, que probablemente compartan muchos mexicanos: “…parece que mi adorado México está en las manos de ese señor Peña Nieto, ¿verdad?”.
Lamenta Graciela —como lo lamentamos muchos más en este país— que las leyes impidan candidaturas ciudadanas, porque seguramente de ahí surgirían buenas ideas, buenos proyectos, pero sobre todo personas que buscarían hacer las cosas bien.
Dice que “el pueblo se da cuenta de muchas cosas” pero, probablemente decepcionado o frenado por la clase política, se desencanta y pierde la esperanza de incidir en la vida pública; “y eso no es correcto (porque) todos debemos ver el presente de nuestro país para que el futuro sea mejor”.
Inquieta, preocupa sinceramente, que ciudadanos como Graciela perciban que en un país con tantas necesidades que deben resolverse ya, podamos estar en manos de políticos construidos con maquillaje, luces y escenografía… pagados por nosotros.
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