México
El precio único al libro electrónico
En una decisión que afectaría a tiendas externas Amazon, Google, Apple y otras más, una comisión de diputados y senadores del Parlamento francés ha aprobado por unanimidad establecer el precio fijo para el libro electrónico, nacional e internacional
La iniciativa será aprobada en los próximos días por el pleno de ambas cámaras, en un intento más, puesto que no es la primera vez que intentan impulsar esta regulación en la legislación europea, que tiene además como principio de territorialidad no poder legislar un país contra empresas radicadas en otros países. Sin embargo, el intervalo generado por el retiro de la iniciativa hasta hoy que ha vuelto a presentarse, ha servido para que legisladores y lobbies negocien en Bruselas éste y otros asuntos sobre armonización fiscal.
El precio fijo como práctica de la industria editorial surgió en la Europa del siglo XVIII, como respuesta a las tareas de producción y de difusión de libros. Esto ocasionó que los editores no tuvieran la posibilidad de contar con la presentación ni las condiciones de venta de sus libros. En el siglo XIX los países europeos precursores de la industria editorial en el mundo iniciaron un sigiloso pero constante debate sobre el modelo a seguir en la comercialización del libro. De este debate surgieron dos modelos, el continental, impulsado por Francia, Italia, España, Alemania, Grecia, Dinamarca, Noruega, Austria, Suiza, Holanda, Portugal y Hungría, que concibieron el libro como un bien cultural que requiere de protección ante las leyes del mercado. Y el anglosajón, impulsado por Reino Unido, Irlanda, Luxemburgo, Suiza y Bélgica, defensores de los criterios del libre mercado, la liberación absoluta de los precios y de las grandes industrias.
De cara al desarrollo de la industria editorial en el siglo XXI, la nueva legislación francesa sobre el libro electrónico aseguraría al autor una remuneración justa y equitativa, algo que no entienden de la misma manera autores y editores. Además, es importante mencionar que a partir de 2012, el libro digital en Francia se beneficiará de una fuerte reducción del IVA, de 19.6% a 5.5%, debido a que es considerado un producto de primera necesidad. Esta reducción ha sido solicitada también por los editores españoles, pues actualmente el libro electrónico se grava como si fuera una computadora en lugar de un bien cultural.
No hay que perder de vista lo que decida la Unión Europea en Bruselas, porque seguramente no tardará en llegar el tema a México, como llegó en su momento el precio único del libro impreso y la frustrada ley para regular internet. De hecho, hay legisladores en el Congreso de la Unión que hablan ya del canon digital.
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