México

El miércoles

Quizá el miércoles el SME tuvo uno de su últimos ‘‘momentos’’ en que sus protestas alcancen nivel nacional

Quizá el miércoles el SME tuvo uno de su últimos “momentos” en que sus protestas alcancen nivel nacional. La relación históricamente complicada entre gobierno y sindicato está en los terrenos de la intransigencia. No se ve camino de regreso. La marcha probó todo lo que se especulaba. Queda claro que el gobierno no está dispuesto a negociar si no es bajo sus condiciones, mientras el sindicato está en vías de radicalizarse obligado por las circunstancias y como una forma de sobrevivir. El SME llevó esta semana las cosas al extremo.

Cerrar la ciudad y dejarla semiparalizada no fue el mejor camino. Se dirá que no había de otra; sin embargo, el SME debe considerar que no sólo está enfrentado al gobierno sino a los medios y el hartazgo de la sociedad está en los límites. La televisión ha entrado en confrontación con el sindicato por la intransigencia del propio gremio, pero también porque la tele vive acostumbrada a que nadie le reclame y cuando alguien osa hacerlo la pantalla se encarga de él. Era previsible porque difícilmente el gobierno iba a dejar a los medios sueltos bajo un escenario como éste.

La marcha lanzó mensajes inquietantes. La cuestión no está sólo en los discursos de los oradores. El problema real está abajo, entre la gente. Los enojos y enconos están siendo ya una forma de ver no sólo sus problemas sino de todo el país. El radicalismo va directo a no aceptar nada que tenga que ver con lo que los rodea. No creer en nada fortalece el insulto y la irracionalidad. Las pancartas y consignas contra políticos y conductores de medios deben ser vistas como un llamada de atención.

Aislar grupos que protestan y tienen posiciones duras contra gobiernos y medios es construir un problema de corto, mediano y largo plazo. No se puede vivir bajo el “ni los veo ni los oigo”, menos en un momento tan crítico. La disyuntiva del gobierno es: atender sólo a quienes somete o con quienes comparte, o dialogar con todos. Hacerlo de la primera forma divide a la sociedad. Los enojos, insultos y gritos no son sólo de los electricistas, vienen de muchos lados. La aparición de una suerte de zorros vengadores que hablan en nombre de los capitalinos más para arremeter contra el SME que para analizar las cosas no vale en tiempos en los que la representatividad de la sociedad es una cosa en lo formal y otra en la realidad. En medio de la altanería de unos y otros cabe preguntarse por esa sociedad de la que todos hablan y todos dicen representar.

¡OUUUUCHCHCHCH! La Ley Federal de Derechos ya estaba aprobada, pero vinieron presiones de gobierno y legisladores, y los jefes de éstos, para que se rediscutiera. Querían los dos años de exención de impuestos. Ya no hubo discusión ni votación. Quedó como querían gracias a que a muchos legisladores les dio por ir al baño al mismo tiempo.
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