México

El indiscutiblemente más corrupto, e inepto

Por Vicente BELLO

La Cámara de Diputados ha pasado ayer sobre el insepulto Vicente Fox como pasa el ferrocarril sobre los durmientes. Una mayoría conformada por la oposición en San Lázaro rechazó, de modo inédito en México, las cuentas públicas de un Presidente de la República (las de 2002 y 2003). Y lo ha remitido de plano a una de los rincones más apestados de la historia reciente (“fue el más corrupto de los últimos 20 años”, repetían), en un debate que Acción Nacional no pudo contener.

Debate a destiempo. Pero no porque la Cámara lo quisiera, sino porque Acción Nacional desde hace seis años (2003) atrancó con ramas, palos y artimañas para que la revisión final de las cuentas aquellas no pasaran de los territorios de la fiscalización técnica. La Auditoría Superior de la Federación hizo su trabajo en tiempo y forma: la de 2002 la dictaminó en 2004, y la de 2003, en 2005.

De por sí la tardanza en la fiscalización no tiene abuela en México. Pero esta de 2002 y 2003 no tuvo nada de nombre… Acción Nacional entonces se opuso arguyendo que la Cámara de Diputados no estaba realmente facultada para dictaminar sobre las cuentas públicas; que no era suficiente para que se considerara así, que lo dijera solamente el reglamento. Y no la Ley Orgánica ni tampoco la Constitución.

Exactamente de ese mismo filo se agarraron ayer los diputados panistas que prestaron cara y voz a la defensa a ultranza de las cuentas aquellas de Fox, que –según decían ayer los opositores- las irregularidades en los dos años sumaron más de 131 mil millones de pesos.

San Lázaro. Miércoles 15. Abril de 2009. Sesionaban a matacaballo. Hacía unas horas todos habían votado en pro de una nueva Ley General de Turismo, que festejaban sobre todo diputados venidos del trópico y de las playas (Acapulco, Cancún, Veracruz…). Y de zonas del país donde hay historia a raudales, como Zacatecas, Jalisco, Guanajuato, Puebla, Tlaxcala, Oaxaca…

Tarde-noche. Entonces llegaba el turno de la revisión de las cuentas 2002 y 2003. Y se metieron todos en un frenesí de acusaciones y de defensorías de oficio de los panistas, evocadoras de las defensorías chorreantes de abyección que alguna vez puso de moda el PRI, con su defensa a priori de la figura presidencial aunque ésta no estuviera más que en el suelo.

Primero en la fila. José Manuel del Río Virgen (PC). A Fox nomás le dijo que se había ganado, con creces, el calificativo del presidente más corrupto en 20 años. Y ejemplo redivivo de la deshonestidad.

Beatriz Pagés Rebollar, diputada del PRI, esta vez sacó el mismo escapelo con que hacía sus editoriales en la revista Siempre!, y a Vicente Fox le decía: “La forma en que saludó a la República (el día de su asunción: primero a su familia, después al Congreso) fue la señal que presagió lo que vendría: un sexenio eminentemente personalista, cuyo saldo fundamental fue hacer descender al país en la escala del crecimiento mundial y convertirlo en el campo de la injusticia social latinoamericana”.

La Pagés lo abrió en canal, así: “El gobierno foxista no solamente forma parte del vertedero de la historia por tratarse, con mayúsculas, de un sexenio perdido, sino de un mundo esquizoide, donde a las deficiencias, errores y omisiones es necesario agregar una serie de absurdas contradicciones”.

Y entonces la periodista metida a diputada le soltó: “A eso le llamaron el gobierno del cambio. Los mexicanos tenemos una deuda con nosotros mismos. Nunca más. Nunca más un improvisado en la Presidencia de la República”.
Mario Salazar Madera fue empujado por su partido a defender a Vicente Fox. Y lo hacía con el mismo argumento que utilizaron los panistas en la LIX Legislatura: el reglamento no es suficiente para facultar a la Cámara a revisar la cuenta pública. Y afirmaba: “no está por encima de una norma constitucional”.

Alberto Amador Leal, del PRI, fue particularmente crítico: “Al abandonar la visión de Estado, al abandonar el mandato popular del que era depositario, el gobierno de Fox entró en una crisis política y moral, lo sabemos todos. El poder no se concibió a partir de ese primer año como un mandato democrático a un partido político, sino como un botín de una pareja audaz, ajena a principios y valores que finalmente impuso su estilo, sus condiciones, y, lamentablemente, hasta sus delirios y extravíos en la vida pública mexicana”.

Faltaba todavía una enorme lista de oradores. El debate se había metido en una pendiente por donde una avalancha de acusaciones caían sobre la imagen de Fox.

Cuando el pleno votó, la suma de los sufragios opositores fue mayor que la del PAN. En el pasillo, un diputado panista que pidió el anonimato, susurró: “Larios está enojado”. La bancada del PAN, a esa hora de la noche, estaba incompleta. faltaban 43 legisladores blanquiazules. Héctor Larios, más tarde, declaraba que este jueves dará a conocer la lista de los diputados panistas que se ausentaron para no votar.

Nunca en la historia de las cuentas públicas, la Cámara de Diputados había rechazado la aprobación de una cuenta pública.
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