México
El fomento a la creación
Es sistematizando la información y desarrollando indicadores precisos de desempeño como se podrá poner al día el fomento a la creación
Para nadie es un secreto que las becas del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) son más un problema que un impulso a la creación, y si no considérese que de las más de 70 becas trienales, y las 200 becas anuales anunciadas a partir de este año como “indefinidas”, podrían reducir la oportunidad de acceso a los nuevos creadores, si los actuales poseedores lograran mantenerlas.
Constituido en marzo de 1989, el Fonca nació para dar respuesta a las iniciativas de la comunidad artística interesada en fomentar el trabajo independiente de los creadores; para satisface la necesidad de transformar el panorama cultural mexicano, pero también para cooptar políticamente a los artistas.
Como órgano de apoyo financiero, desde su creación contó con la autorización de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, para recibir donativos deducibles en el Impuesto Sobre la Renta.
Una medida que ha permitido desarrollar proyectos culturales de coinversión con recursos públicos y privados.
En su momento marcó una pauta importante en la historia del quehacer cultural del país, sin embargo ahora, como bien ha señalado la periodista Blanca González Rosas, tiende a ser más un sistema de pensiones.
Y es que las nuevas convocatorias de Fonca establecen una división por edades un tanto arbitraria.
Los becarios de 35 a 50 años recibirán cerca de 12 mil pesos mensuales; quienes estén en el rango de 51 a 65, alrededor de 17 mil pesos, y los mayores de 66 años cerca de 26 mil pesos.
Quiero entender que el criterio de la edad se basa en la trayectoria de los artistas, sin embargo, si bien la creación no tiene edad, tampoco determina el costo de la producción.
Con el afán de dejar constancia sobre la función social de la creación artística, las nuevas becas establecen un programa de “Retribución social” obligatorio.
Mencionan, por ejemplo, que los beneficiarios de las becas podrán retribuir el apoyo recibido a través de la impartición de talleres de determinadas horas, o bien asesorando proyectos o actividades de difusión cultural, pero no menciona la periodicidad ni una forma de evaluar la dichosa retribución.
Ahora bien, ¿no sería más pertinente pensar más allá de la evaluación del desempeño de un programa, y pensar en un Sistema Nacional de Información y Evaluación Cultural, a través del cual el Conaculta integre, organice, sistematice y evalúe la eficiencia, los resultados y el impacto de los principios, programas y políticas de apoyo, promoción, fomento y difusión de la cultura?
Es sistematizando la información y desarrollando indicadores precisos de desempeño como se podrá poner al día el fomento a la creación.
Síguenos en