México
El engaño
Cuando hace dos semanas nos llamó el senador Carlos Sotelo, cerca ya de llegar al Senado para conducir el debate que sostendría con el diputado Javier Corral, supusimos que no habría tal
Seguramente eso pensaron Carlos Navarrete del PRD y Gustavo Madero del PAN. El ambiente previo al anuncio del no debate resultó festivo. Parecería que por fin se había llegado a un acuerdo que permitiría tener un frente amplio para impulsar reformas de gran calado en materia de radio, televisión y telecomunicaciones. La euforia se contagio. Después de que se hizo el anuncio oficial el acto fue rubricado por un largo aplauso de los presentes, entre los que estaban aquellos y aquellas que a lo largo de su vida han dedicado años a la investigación, discusión y lucha por reformas a los medios.
Sin embargo, dos semanas después está claro que nos engañaron. Usaron algo que llamaron “acuerdo” para evitar un debate que podría obligar al gobierno y a los legisladores a tomar posiciones y decisiones. De nuevo fue lo mismo. Dijeron que sí, luego echaron a andar el ya clásico hay muchas dificultades, para terminar con el otro clásico “no hay condiciones”; fue un engaño. No querían ni quieren.
El asunto obviamente no empieza ni termina en el Congreso. El gobierno se movió como acostumbra en dos pistas. Una la que es y la otra con la que juega. Por una parte el Secretario de Gobernación le pintó a inicio de esta semana el peor de los mundos a un grupo de concesionarios, quienes se enteraron en ese momento que desde el gobierno y el PAN no apoyarían nada que permitiera una reforma integral. Por otro lado, el ostentoso discurso público fue “estamos dispuestos”, “escucharemos a todos” y “es urgente”.
El presidente del PAN, en su faceta de especialista de medios, junto con Juan Bueno Torio, inopinadamente se adelantaron y mataron cualquier posibilidad. Como bien dijo el senador Ricardo García Cervantes: “ahora resulta que ya es especialista”. En el PRD todo el tiempo hablaron de la voluntad de hacerlo, pero se la pasaron enfrentados entre “chuchos”, no “chuchos” y demás.
El que no salió raspado fue el PRI. Se la pasó nadando de pechito y cerca de sus históricos intereses con los concesionarios y se dedicaron a dejar pasar el asunto para que la factura se cobrara en otra ventanilla. Si fuera futbol se aplicaría aquello otra vez “jugamos como nunca y perdimos como siempre”.
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