México

El diputado arrepentido

Alejandro Encinas, como muchos otros, se fue con la finta

Alejandro Encinas, coordinador de los diputados del PRD, se quedó pensativo. Sentado a la mesa de negociaciones de la Ley de Ingresos 2011, finalmente aprobada ayer después de las 4:00 de la madrugada, había visto surgir el tema de moda en el Palacio Legislativo de San Lázaro: la difusión de una llamada telefónica que la PGR denuncia se llevó a cabo entre uno de los dirigentes del cártel de La Familia Michoacana, Servando Gómez Martínez “La Tuta”, y el diputado perredista Julio César Godoy Toscano.

En medio de los debates sobre el IVA y los impuestos a los cigarros, la exhibición mediática del medio hermano del gobernador de Michoacán llevó a Encinas a bajar la cabeza, desmayar la mirada y negar con gesto de incredulidad mientras confesaba a sus colegas diputados de otros partidos: “El peor error de mi vida se llama Godoy”.

Alejandro Encinas, como muchos otros, se fue con la finta. Ridiculizada la PGR porque quedaron libres 34 de los 35 ciudadanos llevados a prisión por el expediente de vínculos entre autoridades y narcos conocido como “El michoacanazo”, el coordinador de los perredistas en San Lázaro creyó a ciegas en la inocencia de Julio César Godoy Toscano y conspiró para burlar la seguridad de la Policía Federal en torno al Palacio de San Lázaro: hasta lo escondió en su oficina, lo dejó dormir ahí dos noches, luego de que fuera subrepticiamente ingresado a las instalaciones escondido en la camioneta del diputado del PRD Guadalupe Acosta Naranjo con el apoyo del ex petista José Narro Céspedes.

Casi nadie creyó en el Gobierno, que insistía en la culpabilidad de Godoy. Su expediente de fracasos judiciales tenía su credibilidad vapuleada. Incluso en esas fechas hubo una reunión extraurgente en Bucareli entre el perredista Guadalupe Acosta, la panista Josefina Vázquez Mota y el secretario Francisco Blake Mora. Fuentes cercanas cuentan que los panistas advirtieron a Acosta de las llamadas y las desdeñó. Ubicó el asunto como una doble venganza: política para dañar al PRD y personal entre michoacanos (concretamente, entre el presidente Felipe Calderón y el gobernador Leonel Godoy).

La difusión en el noticiero radiofónico de Carlos Puig de la llamada telefónica dio la vuelta al tablero, sobre todo porque una semana después, Godoy Toscano no ha sido capaz de decir “no es mi voz”, sino que se ha escudado en que el juez desestima las grabaciones como pruebas en su contra.

Saciamorbos

A lo mejor dos candidaturas a gobernador se verán vulneradas por el caso Godoy: una perredista en Nayarit y la priista de Coahuila. La primera porque el aspirante a candidato fue cómplice en el otorgamiento de fuero al cuestionado legislador, y la segunda porque el abanderado familiar brincaba de alegría en su curul cuando Godoy logró rendir protesta como diputado federal.
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