México

El caso Zapata confronta al Senado con Cuba

La Habana en México intentó disuadir el punto de acuerdo que condena la muerte del disidente cubano

CIUDAD DE MÉXICO.- La condena del Senado mexicano por la muerte del prisionero político cubano Orlando Zapata Tamayo, el 24 de febrero pasado, genera una tormenta política bilateral entre México y Cuba, una historia que ya es conocida, por las crisis vividas en los años 2002 y 2004.

El hecho de que México siempre impulse en la ONU que se revisen los derechos humanos en la Isla caribeña, ha sido motivo de rechazo para las autoridades de La Habana.

Esta vez, el fallecimiento del disidente Zapata Tamayo, en huelga de hambre por 85 días para exigir su libertad, tras ser detenido en la Primavera Negra de 2003 por expresar ideas contra el Gobierno de Fidel Castro, fue motivo de ríspidas declaraciones entre senadores mexicanos y el embajador cubano.

De hecho, el albañil Zapata se ha convertido en un mártir de la disidencia, a grado tal que varios presos políticos hacen ayuno, al igual que el periodista Guillermo Fariñas, quien dice que no probará alimentos hasta no ver en libertad a los disidentes encarcelados.

La muerte de Zapata Tamayo ha trascendido las fronteras cubanas, pues las cuatro marchas en La Habana de las Damas de Blanco (madres, esposas, tías y hermanas de los presos de conciencia), han tenido eco y recibido el apoyo del Senado chileno, el Partido Popular español, así como de los grupos de cubanos asilados en Estados Unidos.

Fue en la Administración del presidente Vicente Fox cuando México y Cuba tuvieron dos de sus episodios de distanciamiento más sonados.

Primero, porque el ex mandatario mexicano, con motivo de la presencia de George W. Bush en la Cumbre de Monterrey (2002), pidió a Fidel Castro dar su discurso e irse (“Comes y te vas”), para evitar una confrontación entre ambos.

Esto provocó el rompimiento de las relaciones diplomáticas, luego de que el Comandante hizo pública una conversación telefónica.

En esa ocasión, el canciller mexicano, Jorge Castañeda, dijo que el Gobierno cubano intentaba desviar la atención sobre la situación de los derechos humanos en la Isla. El 19 de abril de 2002, la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas había aprobado una condena a Cuba, con el apoyo de México y de otros países latinoamericanos.

La segunda crisis, en 2004, fue motivada por la presencia en Cuba del empresario Carlos Ahumada, a quien la justicia mexicana deseaba atrapar para que aclarara asuntos de obras a sobreprecio con el Gobierno del Distrito Federal y negocios vinculados al lavado de dinero. Esta vez, el Gobierno de México expulsó a su embajador, Jorge Bolaños, y al consejero de Asuntos Políticos, Orlando Silva, por una presunta intromisión de los agentes diplomáticos de la isla en asuntos de política interior mexicana.

Se avecina el tercero

Ayer, un punto de acuerdo para lamentar el deceso de Zapata Tamayo en una cárcel de la provincia de Holguín, puso en crisis al Senado con Cuba, pues el documento, además, pide a la Secretaría de Relaciones Exteriores solicitar al Gobierno de Cuba una apertura al diálogo con los disidentes políticos y la pronta liberación de todos los presos de conciencia encarcelados.

La iniciativa, impulsada por el senador del PAN, Rubén Camarillo, generó la inconformidad de la embajada caribeña en México, la cual cabildeó para que no se tocara el tema.

Ante esto, el presidente del Senado, Carlos Navarrete, defendió la libertad de la Cámara Alta de debatir cualquier tema, con relación a las presiones del embajador Manuel Francisco Aguilera de la Paz, quien entre sus argumentos dijo que el pronunciamiento afectaría negativamente las relaciones entre las dos naciones.

Guillermo Tamborrel, legislador del PAN, también criticó que el Gobierno de La Habana pretenda “amordazar” al Senado, y exigió que el embajador Aguilera emita cuanto antes una disculpa al Legislativo.

Por su parte, el senador del PRD, Graco Ramírez, respondió al diplomático que es necesario reivindicar los “valores” de la Revolución cubana y, por ello, le solicitó una visa para acudir a la Isla y observar las condiciones de los disidentes al Gobierno de Raúl Castro.

“Para quienes siempre hemos sido militantes de la izquierda, resulta importante que la República de Cuba reivindique todos y cada uno de los logros de la Revolución cubana y evite que la persecución de disidentes políticos se convierta en un instrumento que pueda utilizarse para denostar los grandes logros que en materia social, educativa y sanitaria han convertido a Cuba en un referente del contexto latinoamericano”.

La ex canciller mexicana y ahora presidenta de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Rosario Green (PRI), dijo que llegó el momento de que México tome una posición firme al respecto y pidió a la Cancillería que extienda a Cuba, “con firmeza”, la preocupación de los legisladores mexicanos.
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