México

El balazo de Cabañas

Escasa o ninguna atención merece, en este contexto desafortunado, la naciente discusión de una reforma política que está pendiente en el Senado

Nuestro país recibe el alba de este día con el interés general enfocado en el ataque al futbolista Salvador Cabañas. El deportista baleado en un bar de la Ciudad de México es “la noticia”. Los medios electrónicos de comunicación no proyectan un afán equilibrado para hacer notar el nivel de inseguridad en la capital del país, que esta vez lastimó a uno de sus habitantes célebres. Con mayor nivel de urgencia, una de las cadenas televisivas destacó que México es el país más peligroso del mundo “que no está en estado de guerra”. Triste nueva.

Escasa o ninguna atención merece, en este contexto desafortunado, la naciente discusión de una reforma política que está pendiente en el Senado de la República: la Reforma de Estado.

O visto de ese modo, también se pierde en el éter el seguimiento a las desgracias de los haitianos acosados por los terremotos y las furias naturales. Nada más dejaron de ser noticia.

Y qué decir de esos conflictos tan caseros que son las luchas intestinas entre el PAN y el PRI para alcanzar el dominio del Congreso de Jalisco, mientras Emilio González Márquez, el gobernador de “la mentada”, echa a andar su campaña para lucir logros en su Tercer Informe de Gobierno.

El balazo de Cabañas, el futbolista, tiene que ser una noticia más profunda que el escándalo que nos mostraron desde ayer temprano, los medios ávidos de hechos crueles y desagradables (ésa es la definición de morboso).

Más que la evidente inseguridad que domina en el Distrito Federal, el lamentable trance del futbolista que ya es ídolo de muchedumbres, nos evidencia la descomposición social que alcanza a todos. Acabamos, por cansancio, acostumbrados a los escándalos periódicos que tienen un ciclo de tiempo: llegan y pasan.

Pero si se me permite apuntar, mayor escándalo y barahúnda es la que hicieron ayer en el Congreso del Estado los diputados salientes y futuros. Sus muy pobres actuaciones repercuten para mal, no sólo en el futuro inmediato –el de este día y el de mañana– de la comunidad en que vivimos.

Las marrullerías, las trampas y los ataques hechos esta vez por los diputados del PAN, que seguramente serán respondidos con mayor refinamiento y énfasis por los diputados de los otros partidos políticos, hacen más profundo y seguro el círculo vicioso que impide a las varias fuerzas políticas del Estado, acatar acuerdos que beneficien a las mayorías, aunque en ellos vaya un aparente debilitamiento de los intereses de grupos de poder.

Si vale la comparación con Cabañas, el herido por lo que pasó ayer en el Congreso es el coordinador de los panistas: Abraham González Uyeda. La estrategia para debilitar a sus enemigos políticos derivó en hacerlos más fuertes en contra suya.

El futbolista, sin embargo, tiene una bala alojada en la cabeza y el pronóstico es negativo. El diputado, por el contrario, tiene margen amplio para revertir el primer percance... pero el pronóstico, a juzgar por los antecedentes, también es negativo.
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