México
El PRD: ¿Rumbo a la debacle?
La encarnizada lucha perredista pasa también en su principal bastión político y electoral
Si López Obrador torpedea desde Toluca la alianza del PRD con el PAN, golpea a Jesús Ortega y a su grupo que promueven esa alianza, pero también le pega a Marcelo Ebrard al promover una candidatura alterna de los dos a partidos ligados de origen a los Salinas, el PT y Convergencia, que al dividir el voto opositor favorece, voluntaria o involuntariamente, al abanderado del PRI y a Enrique Peña Nieto. Así, la división perredista en el Estado de México se presta también a que Carlos Salinas opere desde las sombras y le cobre viejas facturas a la dupla Manuel Camacho-Marcelo Ebrard.
La encarnizada lucha perredista pasa también en su principal bastión político y electoral. Aun con el riesgo de perder, por primera vez en 13 años, la Ciudad de México en 2012 —según sus propias encuestas—, tribus y líderes empezaron los golpeteos por la jefatura de Gobierno. Ebrard impulsa a Mario Delgado, pero corrientes como los bejaranistas promueven a Martí Batres, mal visto por Marcelo y acusado de usar recursos del Gobierno del Distrito Federal en su precamampaña.
También en la capital, López Obrador ya entró a la disputa y el domingo pasado el tabasqueño reunió a sus colaboradores y oficializó su apoyo al senador Monreal Ávila, para ser el candidato a jefe de Gobierno.
Si los perredistas se dividen, por primera vez en varios años están en peligro de perder la capital: sus propias encuestas les dicen que el PRI, con el efecto Peña, y una eventual dupla entre Beatriz Paredes y el gobernador mexiquense en 2012, le ganaría en votación a un fracturado PRD. ¿Tendría alguna posibilidad el PRD de pelear la Presidencia en 2012 si pierden el Distrito Federal?
Si a todo eso se suma el desgaste del PRD por la violencia en el Estado, el escándalo del medio hermano del gobernador Leonel Godoy vinculado a La Familia Michoacana y la ofensiva que desde Los Pinos ya comenzó la familia Calderón y encumbrados panistas para apuntalar la candidatura de Luisa María Calderón al Gobierno michoacano, la conclusión es clara: si el perredismo sigue por la ruta por la que va, de aquí a 2012 perderá una a una las posiciones de gobierno que le quedan, y con las fracturas se debilitará, y junto con él la izquierda atomizada serán sólo partidos testimoniales en las presidenciales.
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