México
El IFE impulsará documento único de identidad
El Instituto Federal Electoral quiere ser quien expida la identificación, en vez de la Secretaría de Gobernación
El consejero Benito Nacif indicó que con la propuesta de reforma a la Ley General de Población y del Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales (Cofipe), que el IFE presentará a finales de abril al Congreso, se promoverá un documento único de identidad.
En entrevista refirió que el Instituto Federal Electoral buscará con ello que las reformas establezcan que el nuevo documento sirva tanto para ejercer el derecho al voto, como para identificarse.
Detalló que además la propuesta que el órgano electoral planteará a los diputados y senadores, incluirá que el IFE sea el encargado de su expedición y que también se le encomiende la conformación de la base de datos biométrica del Registro Nacional de Ciudadanos.
Sin embargo, aclaró que el instituto no buscará ser el encargado de administrar tal información; por lo que propondrá que se establezca una institución diferente que cuente con la confianza de los actores políticos para la administración de tales datos.
“Creemos que ese es el camino para solucionar este problema; se permite conseguir muchas cosas al mismo tiempo y por lo tanto es la solución óptima”, defendió el también presidente de la Comisión del Registro Federal de Electores (RFE).
En las reformas legales se tendrá que definir quién se hará cargo del Registro Nacional de Menores, de la Matrícula Consular y del Catálogo de Extranjeros Residentes en México, aspectos que la Ley General de Población prevé sin definir la instancia competente para ello, expuso.
Benito Nacif subrayó la importancia de que exista un diálogo permanente entre el IFE y la Secretaría de Gobernación (Segob), así como con los legisladores a fin de hallar la forma de cumplir el objetivo de crear el Registro Nacional de Ciudadanos, pero manteniendo la calidad de los instrumentos electorales.
Reconoció que la Segob ha mostrado sensibilidad y apertura a los planteamientos que sobre el tema de Cédula de Identidad el IFE le ha externado.
Expresó su confianza en que Gobernación se mantenga sensible y abierta para consensuar las reformas a fin de contar con el apoyo de las fuerzas políticas; “queremos que sea una política duradera que solucione de forma integral el tema de la Célula de Identidad”.
El consejero detalló que se espera que esta semana el grupo de trabajo que el IFE creó para elaborar el documento con las reformas legales, sostenga su primera reunión para que durante el mes se hagan los ajustes y sea en la última semana de abril cuando se presente.
Telón de fondo
Un largo debate
En el verano de 2009, el Presidente Calderón anunció la creación de la Cédula de Identidad Ciudadana. Con tan sólo 19 años de retraso luego de que en 1990 se reformó la Constitución para establecer el Registro Nacional de Ciudadanos, el Estado mexicano parece ser capaz de dar los pasos necesarios para generar un documento que permita identificar a los mexicanos y con ello garantizar su derecho a la identidad, pero no será fácil llegar al documento.
La carencia de este instrumento ha tenido consecuencias graves. La más obvia es la proliferación de identificaciones que expiden o requieren las autoridades para realizar trámites u obtener servicios. Con los años, la credencial para votar se convirtió de hecho en el mecanismo que se utiliza cotidianamente para identificar a una persona. Este documento se cimentó sobre dos bases sólidas, por un lado la democracia, y por otro la confianza en su institución paradigmática, que es el Instituto Federal Electoral. Pero ser la institución que expide la identificación que se requiere con mayor regularidad significa dinero, recursos que el IFE no está dispuesto a perder y por ello busca consensuar la situación.
La creación de la nueva cédula supone replantear todo el asunto. Una de sus consecuencias sería la extinción de la credencial para votar que sería sustituida por el nuevo documento. El asunto se quiere revestir de legalidad y racionalidad, pero carece de otros dos componentes, legitimidad y confianza.
Ciertamente la cédula encuentra fundamento tanto en la Constitución como en la Ley General de Población. Se trata de crear un sistema de identidad único sobre una base de datos nacional de identificación. Esto permitiría que los ciudadanos cuenten con un documento oficial y único para identificarse. Esto obliga a poner orden en la maraña burocrática nacional, racionaliza recursos y facilita el ejercicio de derechos y obligaciones. Así, en vez de tener cinco credenciales, una sola sería suficiente para que una persona se identifique, vote, reciba consultas y medicamentos en el IMSS, pague impuestos y se inscriba en una escuela.
El problema se encuentra en los detalles, y está ligado al contexto y a los requisitos que hasta ahora conocemos sobre este documento. En efecto, se ha dicho que la cédula contará con la identidad biométrica de las personas, misma que se obtendrá con el registro de todas sus huellas digitales, rostro e iris. En otras palabras, el Estado obtendrá de cada uno de los mexicanos una enorme cantidad de datos personales.
Una reforma muy reciente al artículo 16 de la Constitución —que pasó relativamente inadvertida— estableció que toda persona tiene el derecho a la protección de sus datos personales. Y algunos de los principios internacionalmente reconocidos en esta materia establecen que los datos personales que se recaben por parte de autoridades tienen que ser pertinentes y no excesivos respecto de la finalidad que se persigue. A la luz de estas ideas cabe preguntarse ¿son necesarios todos estos datos biométricos para permitir que un ciudadano se identifique frente a sus autoridades?, ¿cuál es su justificación técnica?, ¿cuáles serán sus usos y usuarios legítimos?, ¿quién tendrá y bajo qué circunstancias acceso a las bases de datos biométricos?, ¿cuál es su sustento legal?
Una mirada a la práctica internacional muestra claramente que estamos frente a un claro exceso en la materia. En la mayor parte de los países con cédula de identidad (España, Chile, Francia, Gran Bretaña, entre otros) dos huellas digitales, la fotografía y la firma son suficientes como medios de identificación.
Ejemplos en el exterior
España
La denominación habitual es DNI, aunque también se le denomina carné de identidad. Se trata de una tarjeta plastificada o de policarbonato donde se detalla el nombre y apellidos del titular, fecha de nacimiento, dirección, progenitores, sexo, dirección de residencia, localidad y provincia de nacimiento, y contiene una fotografía (tamaño 32 por 26 milímetros, con fondo uniforme blanco y liso, tomada de frente con la cabeza totalmente descubierta y sin gafas de cristales oscuros o cualquier otra prenda que pueda impedir o dificultar la identificación de la persona) y un número de identificación formado por ocho cifras más una letra de control. Es obligatorio a partir de los 14 años.
Venezuela
Fue el primer país latinoamericano en expedir un documento de identidad nacional. A finales de 1944 la primera cédula de identidad emitida con el número 1 fue entregada al presidente Isaías Medina Angarita.
La cédula venezolana, a diferencia de otras en Latinoamérica, ha descendido en su calidad en los últimos años. Por tratarse de un documento de vital importancia para cualquier nacional, el Gobierno inició un plan de cedulación a lo largo de todo el país, creando un sistema automatizado en donde estos documentos son impresos en computadoras en menos de cinco minutos, haciendo grandes avances en el proceso de cedulación para toda la población pero reduciendo significativamente la seguridad del mismo.
Los planes
El ABC de la cédula
Proveerá de un sistema de identidad único soportado sobre una base de datos nacional de identificación segura y libre de duplicados, la cual estará conformada por la identidad jurídica, la identidad vivencial como registro del individuo y sus datos biométricos.
El objetivo es garantizar el derecho a la identidad para facilitar a la población el ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones.
El proceso de expedición de la Cédula de Identidad requiere ligar la identidad jurídica con la información biométrica de cada persona, utilizando como llave la Clave Única del Registro de Población “CURP”.
Se ha conformado una base de datos de 84 millones de actas de nacimiento certificadas. Este avance constituye una base sólida para integrar la identidad biométrica, mediante el registro de huellas digitales, rostro e iris de las personas.
¿Biométrica?
Se trata de una tecnología que aplica técnicas matemáticas y estadísticas sobre los rasgos físicos o de conducta.
Las huellas dactilares, las retinas, el iris, los patrones faciales, de venas de la mano o la geometría de la palma de la mano, representan ejemplos de las características físicas que la identidad biométrica puede contener.
Las ventajas
La población contará con un documento que acredite fehacientemente su identidad y que proteja la confidencialidad de los datos personales.
El titular podrá verificar de manera electrónica su identidad, para tener acceso a trámites y servicios electrónicos.
Se abatirán los delitos de fraude y robo de identidad, al constituirse en un medio fehaciente de identificación.
Se agilizarán los trámites a la población mediante la identificación eficiente y efectiva.
Se evitarán la discriminación y las duplicidades en el otorgamiento de los beneficios sociales a la población.
La creación de beneficios indirectos tales como un clima de confianza que favorezca la inversión y la creación de nuevos empleos, carteras de créditos más sanas, mayor confianza para la apertura de cuentas, beneficios dirigidos a las personas que en realidad lo necesitan.
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