México

El Frente Amplio Progresista al borde del colapso

El riesgo de ruptura entre los tres institutos políticos que postularon a Andrés Manuel López Obrador como su candidato presidencial en 2006 es cada vez mayor

CIUDAD DE MÉXICO.- A cuatro semanas de cumplir dos años de su nacimiento, el Frente Amplio Progresista (FAP) se debate entre la vida y la muerte, pues el PRD amenaza con dejar a este organismo ante las constantes diferencias con los otros integrantes de la coalición.

Fundado el 11 de octubre de 2006 tras la elección presidencial de ese año, el FAP fue conformado por el PRD y los partidos del Trabajo (PT) y Convergencia; lo dos últimos no descartaron la posibilidad de mantener este organismo sin los perredistas.

"Basta con que estemos dos partidos para continuar con el frente", aseveró el secretario general de Convergencia, Pedro Jiménez León.

El riesgo de ruptura entre los tres institutos políticos que postularon a Andrés Manuel López Obrador como su candidato presidencial en 2006 es cada vez mayor, a medida que se acerca la aprobación de la reforma energética y los comicios en Guerrero.

Las posiciones son encontradas y en momentos parecen irreconciliables en estos dos temas y otros que dieron origen a las primeras fracturas.

Entre estos destaca la aprobación efectuada por los partidos Revolucionario Institucional (PRI), de la Revolución Democrática (PRD) y Acción Nacional (PAN) de la reforma electoral, con la que despareció la figura de la coalición.

En esa ocasión, el presidente nacional de Convergencia, Luis Maldonado Venegas, advirtió que esa decisión del PRD de negociar la reforma electoral con el PAN y el PRI "a espaldas de sus aliados" ponía a prueba la integración y viabilidad del FAP.

En el caso de la reforma energética, el presidente sustituto perredista, Guadalupe Acosta Naranjo, impulsa un debate legislativo y la negociación con las dirigencias nacionales del PRI y el PAN para lograr un dictamen unitario, sin escándalos ni tomas de tribunas.

"Nuestros legisladores se están preparando para ganar el debate y para lograr acuerdos que sean sustanciales para México", ha enfatizado Acosta Naranjo.

En cambio, el PT y Convergencia centran sus baterías para conseguir que sea aprobada la iniciativa presentada por el Frente Amplio Progresista, elaborada por expertos e intelectuales y avalada por López Obrador.

Estos dos institutos políticos, el tabasqueño y varios perredistas de Izquierda Unida amenazan con llevar a cabo movilizaciones en todo México si se aprueba alguna de las reformas propuestas por el PAN y el PRI.

"Vamos a asegurarnos de que Pemex siga siendo una empresa pública, una empresa de todos, eso dice la Constitución y así lo vamos a defender", advirtió el líder de la fracción de Convergencia en la Cámara de Diputados, Alejandro Chanona Burguete.

Así la distancia entre los tres partidos hermanados en 2006 y dispuestos a marchar hombro con hombro en aras de lograr que la izquierda en México arribe al poder, se va haciendo cada vez más grande.

Desde que Porfirio Muñoz Ledo fue nombrado coordinador del FAP, en las reuniones de cada martes de este organismo siempre está vacío el lugar del dirigente perredista, partido que se opuso a su designación.

Incluso ya existe en el PRD un proyecto de dictamen que será sometido a discusión en su Congreso Nacional, que se efectuará los días 20 y 21 de septiembre, en el que se evaluará de manera formal la permanencia de este instituto político en el Frente.

El documento argumenta que la causa de esa decisión es porque el FAP se está usando para favorecer a candidatos contrarios al perredismo; esto después de que Muñoz Ledo comprometió el apoyo del FAP a favor del abanderado de Convergencia, Luis Walton Aburto.

"Hay gente que opina que hay que revisar el FAP pues tiene actitudes incorrectas de parte de su coordinador Porfirio, en particular en el caso de Guerrero", comentó Acosta Naranjo.

El líder sustituto perredista consideró que este Frente no debe desaparecer, pero sí debe dársele un rumbo adecuado, "en el que al PRD se le respete y no se intervenga en su vida interna".

"Nosotros tendremos una actitud amigable con todos, pero si no ocurre de esa manera, sí habrá reclamos de nuestros compañeros", enfatizó el dirigente del partido del sol azteca.

"Mi voluntad sería que las izquierdas mantuvieran su unidad y se ampliara y llegaran otras organizaciones de izquierda", entre ellas el Partido Socialdemócrata.

A su vez, Alejandro Encinas Rodríguez, ex candidato de la corriente Izquierda Unida a la presidencia nacional del PRD e impulsor de la constitución del FAP, dijo que no observa escenario alguno en el que su partido vaya a salir del Frente.

"Algunos miembros de la burocracia partidaria quizá, pero la militancia del partido está claramente definida. Esto va más haya de los burócratas del partido", mencionó en referencia a los perredistas de la corriente Nueva Izquierda, encabezada por Jesús Ortega Martínez.

Encinas Rodríguez coincidió con Gudalupe Acosta en que ese organismo no sólo debe mantenerse unido, sino abrirse para ser un frente muy amplio de izquierdas, fuerzas democráticas y progresistas, con el objetivo de que la partidocracia no se apodere de un movimiento que ya no representa.

Manuel Camacho Solís, brazo derecho de López Obrador e integrante del FAP, avizora ya un fracaso político si no hay unidad de la izquierda.

"Para que un movimiento triunfe es importantísimo que se construya la unidad y esta vez es muy difícil, pero es mucho más difícil la división, pues finalmente eso lleva al fracaso", alertó.

A su vez, el Partido del Trabajo a través de Herón Escobar, de la dirección colectiva de ese instituto político, consideró que el FAP debe caminar en la unidad electoral y política, pues quedó demostrado que está coalición ha logrado triunfos contundentes.

Un ejemplo, mencionó Escobar Garcia, es haber logrado la consulta ciudadana en materia energética, además de los triunfos electorales obtenidos en municipios importantes como Benito Juárez, en Quintana Roo.

Sin embargo y pese a los esfuerzos de los tres partidos por mantener a esa organización, cuyos fines para los que fue creado no son electorales sino políticos y sociales, todo apunta que en el papel gran parte de la agenda del FAP quedará inconclusa.

Entre los puntos que posiblemente quedarán sin terminar están reformas políticas de fondo, como la laboral y a la Ley del Banco de México, así como una reforma integral del sistema de justicia y seguridad pública.

Además se perdería una iniciativa en la que se prevé modificar la Constitución Política con el objetivo de que se reconozcan los derechos de los pueblos indígenas.

El PRD, el PT y Convergencia proponían en materia educativa que se asegurará el acceso a la educación pública, laica y gratuita en todos los niveles, mejorar su calidad y ampliar a 18 años la educación obligatoria.

También planteaban el combate a la corrupción, el tráfico de influencias y a los conflictos de interés, así como impulsar una política de austeridad y la revisión integral de la Carta Magna, para lograr "una nueva constitucionalidad".
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