México
El Ejército presiona
Un año y dos meses le llevó al Ejército lograr que el Congreso dictaminara y discutiera la iniciativa que regulariza y legaliza totalmente su participación en las calles en el combate al narcotráfico
Hasta anoche, los jaloneos seguían y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) acusaba al Revolucionario Institucional (PRI) de haber “traicionado” el acuerdo que tenían para ir juntos en la eliminación del fuero de guerra, mientras que los panistas y la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) se niegan totalmente a esa posibilidad.
Y es que entre las élites del Ejército no los deja en paz el fantasma del 68 y la posibilidad de que, al no contar con un respaldo legal pleno en su actuación como policías antinarcóticos, los militares pudieran ser en un futuro acusados de violar la Constitución y a partir de eso sus acciones de los últimos años, por órdenes de su comandante supremo, fueran catalogadas como “crímenes de guerra” o de “lessa humanidad”.
Para decirlo claro: los militares, sobre todo los generales, temían que al terminar el sexenio y dejar el poder el Presidente que los sacó de los cuarteles y los metió a combatir en la primera línea al narcotráfico, quienes llegaran al Gobierno, fueran del mismo partido o de uno distinto, adoptaran una política diferente y se buscara enjuiciar las acciones del Ejército y las Fuerzas Armadas en esta guerra.
Era tal la preocupación entre los mandos castrenses y la presión que éstos ejercen para que se legisle ya, que más de un general le reprochaba al secretario de la Defensa no haber actuado como su antecesor, Clemente Vega García, quien según cuentan militares, fue llamado por Fox a su despacho a principios de octubre de 2006 para pedirle que el Ejército entrara a Oaxaca a desalojar los plantones de la APPO. El general le respondió: “Con mucho gusto presidente, pero ¿me pone la orden por escrito?”. Cuando el presidente dijo “no”, el general replicó: “Entonces no entramos”.
Para el general Galván Galván, eso significa la aprobación de la ley que está atorada en el Senado: la oficialización de la orden que les dio un apurado presidente que, en busca de legitimidad y ante la emergencia, les pidió a los militares salir a las calles a combatir al narco que rebasaba al Estado, sin que la Constitución y las leyes facultaran para eso a los militares. Por eso los cabildeos, la operación y las presiones desde la Sedena.
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