México

Ejercicio de conciencia e identidad

La manifestación puede servir como preámbulo para que la Universidad pudiera iniciar una catarsis o ejercicio de conciencia

Lejos estoy de saber si la llamada megamarcha de la Universidad de Guadalajara dará como resultado el que el Gobierno del Estado se decida a entregarle los recursos adeudados —según la SEP y la propia casa de estudios—, no como respuesta a la presión ejercida, pero sí como una manera de mantener la tranquilidad en la sociedad, que quiérase o no, cada día se muestra más inquieta e interesada por lo que está ocurriendo.

Pero lo que sí me queda claro es que la manifestación puede servir como preámbulo para que la Universidad pudiera iniciar una catarsis o ejercicio de conciencia e identidad entre su multitudinaria comunidad, en la cual participan estudiantes, docentes, funcionarios, empleados de todos los niveles, investigadores, becarios, entre otros identificables de primera intención, además de los padres de familia, hermanos y demás familiares y amigos de los antes mencionados, así como proveedores de la institución —en sus más diversos ámbitos—, quienes de manera indirecta también forman parte de ese conglomerado humano y por tanto, beneficiados o perjudicados de lo que en ella suceda.

La insinuación parte de lo observado en la manifestación, pues aunque ciertamente fue multitudinaria y en ella marcharon muchas personas jóvenes y otras no tanto, la verdad es que pude ver que muchos fueron porque los “invitaron voluntariamente”, y en cuanto tocaban base, esto es, llegaban a donde se les indicó, pasaban a retirarse sin siquiera haber oído a los oradores que participaron en el templete principal.

Con éstos y muchos más —los que no asistieron o los que fueron por “cumplir”— se  puede iniciar un proceso de concientización, que se apropie de ellos y sus dependientes, para que si antes no se dieron cuenta, ahora sepan la importancia de solidarizarse con su institución, y aún más, que empiecen a sentirse parte de la misma, para que florezca ese sentimiento de identidad que todos los seres humanos tenemos de concebirnos parte de algo, pero que al mismo tiempo traiga como consecuencia una mayor corresponsabilidad, tanto para no esperar que sean otros los que siempre resuelvan los problemas de la institución, como para  influir en las decisiones que se toman en el seno de la misma, lo que les quitará la percepción de que la Universidad es un ente amorfo, el cual no puede ser transformado y en el que no se puede actuar por no formar parte de las cúpulas que ahí actúan.

Con este ejercicio se pueden alcanzar objetivos más allá de cualquier tipo de presupuesto y de conflicto.

Que incluso sean un factor más determinante del que en la actualidad juegan los “Leones Negros”, que no dan una pero que sirven de identificación a muchos universitarios.
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