México
Diálogos de necios, ciegos, sordos e irresponsables
El problema es que hubo muy pocas propuestas concretas que permitieran un alivio de la violencia a corto plazo
Diálogo entre criminales: Le dice el “Muñeco” al “Uñas”, oye ya me estoy poniendo nervioso, ¿viste que se está debatiendo la legalización de las drogas en México?
Nos van a tirar nuestro negocito de mota. Uñas: “Muñeco, no seas tan menso, nuestro negocito ahí va estar, estos políticos mensos prefieren discutir la legalización de la droga, porque son una bola de hue#$% que no quieren discutir cómo van a detener nuestro “business”.
Muñeco: Pero y si les da la gana, en una de esas nos legalizan por lo menos la mota. Imagínate, ahora voy a tener que instalar mi pequeño motachangarro, donde seguramente van a querer que pague impuestos. ¿Imagínate mi querido Uñas tener que competir con la excelente mota californiana? ¿protegerá el famoso NAFTA nuestros cultivos?” Uñas: “¡Huyyyy que miedo me dan! No seas tan burro mi estimado Muñecón, mira en el momento que nos quieran “legalizar” nos vamos a vender otros productos, ya sabes, un poco de coca, pastillas, heroína.
También hay muchos servicios que podemos ofrecer, ya sabes, el secuestro, extorsiones, robo de autos, tráfico de personas. Mira negocio no nos va a faltar ni clientes a quién vender.”
Más que “Diálogos por la Seguridad”, de esta semana, estas conversaciones deberían de llamarse los “Diálogos de necios, ciegos, sordos e irresponsables.” Se buscaba crear consenso sobre cuál debería de ser la estrategia de México para enfrentar a los violentos, pero fue un ejercicio de frustración y en algunos casos de franca irresponsabilidad.
Para empezar los “diálogos”, fueron secuestrados por el debate de si se debería de legalizar la droga o no. ¡Qué político o país que se diga responsable se le ocurre debatir sobre la legalización cuando regiones del país están literalmente en situación de guerra! Y para los que argumentan que la legalización resolvería el problema de la violencia en México, pues que dejen de fumar lo que quieren legalizar.
En primer lugar, el debate gira alrededor de legalizar solamente la mariguana, en segundo lugar el crimen organizado tiene gran capacidad de diversificarse a todo tipo de actos criminales, y en tercer lugar en este momento México simple y llanamente no tiene instituciones judiciales, políticas, de salud y legislativas con capacidad de enfrentar a los grupos de criminales entre los más violentos del mundo.
Hay que recordarles a todos los que usan la era de la prohibición como una razón para legalizar las drogas que el famosísimo Al Capone lo arrestaron, lo encarcelaron y lo condenaron y cumplió una pena, no por narcotráfico, sino por evasión de impuestos. ¿Alguien remotamente cree que el Estado mexicano tiene la capacidad de detener a “El Chapo” y encarcelarlo por evasión de impuestos?
Sí hubo algunas propuestas y señalamientos interesantes durante los “Diálogos para la Seguridad” por parte de los gobernadores y la IP, incluyendo el mando único policíaco, más compromiso por parte de los gobiernos estatales, la parálisis de la transición del sistema penal inquisitivo al acusatorio, la necesidad de más programas sociales, legislar mejor la extinción de dominio.
Pero el problema es que hubo muy pocas propuestas concretas que permitieran un alivio de la violencia a corto plazo.
Nos van a tirar nuestro negocito de mota. Uñas: “Muñeco, no seas tan menso, nuestro negocito ahí va estar, estos políticos mensos prefieren discutir la legalización de la droga, porque son una bola de hue#$% que no quieren discutir cómo van a detener nuestro “business”.
Muñeco: Pero y si les da la gana, en una de esas nos legalizan por lo menos la mota. Imagínate, ahora voy a tener que instalar mi pequeño motachangarro, donde seguramente van a querer que pague impuestos. ¿Imagínate mi querido Uñas tener que competir con la excelente mota californiana? ¿protegerá el famoso NAFTA nuestros cultivos?” Uñas: “¡Huyyyy que miedo me dan! No seas tan burro mi estimado Muñecón, mira en el momento que nos quieran “legalizar” nos vamos a vender otros productos, ya sabes, un poco de coca, pastillas, heroína.
También hay muchos servicios que podemos ofrecer, ya sabes, el secuestro, extorsiones, robo de autos, tráfico de personas. Mira negocio no nos va a faltar ni clientes a quién vender.”
Más que “Diálogos por la Seguridad”, de esta semana, estas conversaciones deberían de llamarse los “Diálogos de necios, ciegos, sordos e irresponsables.” Se buscaba crear consenso sobre cuál debería de ser la estrategia de México para enfrentar a los violentos, pero fue un ejercicio de frustración y en algunos casos de franca irresponsabilidad.
Para empezar los “diálogos”, fueron secuestrados por el debate de si se debería de legalizar la droga o no. ¡Qué político o país que se diga responsable se le ocurre debatir sobre la legalización cuando regiones del país están literalmente en situación de guerra! Y para los que argumentan que la legalización resolvería el problema de la violencia en México, pues que dejen de fumar lo que quieren legalizar.
En primer lugar, el debate gira alrededor de legalizar solamente la mariguana, en segundo lugar el crimen organizado tiene gran capacidad de diversificarse a todo tipo de actos criminales, y en tercer lugar en este momento México simple y llanamente no tiene instituciones judiciales, políticas, de salud y legislativas con capacidad de enfrentar a los grupos de criminales entre los más violentos del mundo.
Hay que recordarles a todos los que usan la era de la prohibición como una razón para legalizar las drogas que el famosísimo Al Capone lo arrestaron, lo encarcelaron y lo condenaron y cumplió una pena, no por narcotráfico, sino por evasión de impuestos. ¿Alguien remotamente cree que el Estado mexicano tiene la capacidad de detener a “El Chapo” y encarcelarlo por evasión de impuestos?
Sí hubo algunas propuestas y señalamientos interesantes durante los “Diálogos para la Seguridad” por parte de los gobernadores y la IP, incluyendo el mando único policíaco, más compromiso por parte de los gobiernos estatales, la parálisis de la transición del sistema penal inquisitivo al acusatorio, la necesidad de más programas sociales, legislar mejor la extinción de dominio.
Pero el problema es que hubo muy pocas propuestas concretas que permitieran un alivio de la violencia a corto plazo.
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