México
Detente Marcelo
El Centro Histórico entra hoy al corredor de la muerte
En estas dos semanas se analizarán, supuestamente, las ventajas y desventajas de cada propuesta para entregar el botín, perdón, asignar el contrato a la empresa o empresas (se permite cualquier complicidad) que ofrezca las mejores garantías de cumplimiento y el menor precio de los boletos. Lapso que permitirá al Centro Histórico ponerse bien con dios, arreglar sus asuntos terrenales, escribirle una carta a su madrecita querida, despedirse de sus cuates y ordenar el menú de su última cena.
Lapso último para que Marcelo Ebrard se digne ejercer su derecho a ratificar la pena o a salvarle la vida al condenado. Desde hoy hasta el 31 de mayo Ebrard posee recursos jurídicos suficientes para salvar, también, su propia vida política. Tiene demasiados fierros en la lumbre y la salvajada de despanzurrar lo que ya está hecho y bien hecho para encajar un tranvía que no se necesita es un acto políticamente suicida. Si lo vas a autorizar, Marcelo, cómprate la tumba adjunta para que a la hora de los entierros no tengamos la molestia de ir de un lado a otro.
En Bucareli, “Centro Histérico”, el 11 de enero de 2010, publiqué la clave del perdón: “Puedes acudir —le decía a Marcelo— al párrafo 9 de la Base de Licitación titulado “Suspensión temporal o definitiva del procedimiento de la licitación… párrafo b): Por razones de interés público o general”. Así de amplio y vago es el margen de tu facultad de evitar el crimen. “Estás a tiempo… no te equivoques”. Una o las dos razones pueden ser invocadas sin más problemas para suspender la sentencia.
Nada justifica la sentencia contra el Centro Histórico. No hay pruebas en su contra. Transcribo dos párrafos de un Bucareli: “El proyecto lo conozco desde su concepción. Empezó como circuito turístico, siguió como transporte de proletarios que van y vienen del suburbano, se convirtió en solución ecológica y, última versión, servirá para ordenar el tránsito, lo primero que va a desordenar. Cualquiera comete un error. Eso no tiene importancia. El verdadero error está en no reconocerlo y llevarlo a sus últimas consecuencias. Si suspendes la licitación, Marcelo, dentro de unos meses será asunto olvidado. Si no, tendrás un tranvía que te acusará en plena calle a todas horas. El Centro Histórico no necesita tranvía. Suspende la licitación, la chocamos y aquí no ha pasado nada”.
Eso publiqué. Hoy lo reitero caminando los últimos quince pasos.
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