México

De lecturas varias

De cualquier forma, el Boletín Eclesiástico, como la Gaceta Municipal o el Diario Oficial, es un documento indispensable para la investigación histórica

En este país, cuyas instituciones históricas básicas son, pésele a quien le pesare, los ayuntamientos y las diócesis, y más tarde los gobiernos estatales, son ellas las que por razones evidentes se han ocupado y siguen ocupándose de documentar la vida de su circunscripción: algo que tomar en cuenta y que debe agradecerse aunque tengan altibajos en su redacción o transcripción.

Los estupendos cronistas de Indias y sus variables posteriores pueden resultar aburridísmos para el lector promedio y poco atractivos para la mayoría, pero sin las gacetas, los boletines y los periódicos oficiales de Guadalajara y luego de Jalisco, desde el siglo XVII y hasta el presente, sería imposible que el historiador o quien se interese en la vida de su lugar de origen pudiera documentar la historia de esta tierra. Y lo que más hay que agradecer es que haya habido una publicación continua: benditos cronistas.

Mucho hay que comentar acerca de esas publicaciones más o menos oficiales y por principio no firmadas. Realmente lo más agradecible es sin duda que sigan existiendo, a pesar de todos los pesares y con las deficiencias que puedan tener.
Casi nadie en ningún lugar agradece encargarse de los trabajos ancilares de la publicación (la transcripción, la traducción, la edición, la corrección...), ni reconoce otros beneméritos encargos como la recopilación y la sintetización.

Don José Luis Martínez, nuestro paisano de Atoyac recientemente fallecido, fue un espléndido ejemplo de quien sí aquilata y recoge la información escrita para luego hacer inteligente uso de ella, además de dar muestra y fe de la valía de tales oficios. Pero es una estupenda excepción. Otro paisano, Antonio Gómez Robledo, hablaba también del noble arte de “acarreo” intelectual.

El Boletín Eclesiástico, órgano oficial de la Arquidiócesis de Guadalajara, una de las publicaciones históricas de la ciudad, ha caído en tiempos recientes, muy afortunadamente, en manos ilustradas.

Presenta en su última edición (año y volumen CXXII, núm. 1, 3 de enero de 2011) un numero pulcro, inteligente y de lectura fácil.

Tiene tres secciones: Pontificia, Arquidiocesana, Documentos arquidiocesanos y Colaboraciones, ésta dividida en tres partes de interés histórico.

La “Carta Pastoral del Arzobispo de Guadalajara en ocasión del bicentenario, del centenario y de la situación actual”, publicada en este más reciente número, merece mucha mayor atención de la que le dieron los medios y, sorprendentemente, las propias parroquias tapatías, misteriosamente indiferentes.

Representa un esfuerzo considerable de reflexión histórica que debería interpelar no sólo a los católicos de la archidiócesis, sino a cualquier lugareño mínimamente interesado en su historia.

De cualquier forma, el Boletín Eclesiástico, como la Gaceta Municipal o el Diario Oficial, es un documento indispensable para la investigación histórica, y es de felicitarnos cuando cae en manos de un redactor inteligente que permite un acercamiento a la historia y la actualidad de nuestra ciudad y nuestra región.
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