México
De lecturas varias
Hay libros que por maravillosos que sean no pueden leerse más que sobre una mesa, porque resultan difíciles de manipular
Pero, por principio y por elemental sentido común, el libro que se compra en el aeropuerto tiene que ser ligero (por lo general tanto literal como figuradamente) y no un bulto que complique más la impedimenta del pasajero. Una novela policiaca que no pueda leerse en la cama o en la playa es un absurdo.
Hay libros que por razones concretas deben ser ligeros y chicos, como las guías de turismo, pero hace unos años se publicó una guía bastante decente de los edificios religiosos de la Ciudad de México y nadie reparó en el pequeño detalle de que un libro de muchas páginas e impreso en papel grueso y pesado iba a ser lo menos cómodo para llevar en la bolsa al hacer turismo. Incluso con las guías bien pensadas a veces dan ganas de arrancar las páginas que se van a necesitar para no tener que andar cargando el libro completo.
Pero a veces es fácil sucumbir a la tentación de comprar uno de esos volúmenes de formato absurdo. Un caso concreto es el maravilloso Borges de Bioy Casares (Buenos Aires, Destino, 2006): un objeto casi cúbico de más de mil 600 páginas pero del cual a la fecha no hay más que esa edición.
Sigue siendo un misterio (seguramente relacionado con la caprichosísima economía argentina) por qué los editores no publicaron el libro en dos o tres tomos. Otro caso de compra impulsiva de mamotreto ocurrió hace poco: ¿Cómo resistirse ante una selección de obras de Chesterton tan nutrida y gorda como el autor y por menos de 150 pesos?
Una editorial inglesa relativamente joven que se llama Wordsworth Editions sacó en 2008 ese volumen de mil 488 páginas que incluye los cinco inolvidables libros del Padre Brown y El hombre que fue jueves.
A diferencia de los grandes consorcios editoriales de los oligopolios que se han adueñado del mercado del libro en todos los países, Wordsworth Editions deriva su éxito de una oferta de títulos clásicos con impresión en rústica de buena calidad y a precios bajos. Su portal de internet (http://www.wordsworth-editions.com) explica cómo la compañía evita gastos elevados en cosas como oficinas “corporativas” y publicidad, y en cambio se hizo famosa en 1992 con sus clásicos por una libra esterlina. Tiene ahora ocho colecciones (literatura mundial, poesía, referencia, niños...) y el precio de los libros va de 1.99 a 9.99 libras: entre 38 y 190 pesos.
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