México

De lecturas varias

Ni la internet es la respuesta a los males de la Humanidad ni es el naufragio del conocimiento tal como se ha concebido a lo largo de la historia

Ni la internet es la respuesta a los males de la Humanidad ni es el naufragio del conocimiento tal como se ha concebido a lo largo de la historia. Es simplemente una enorme biblioteca que pone al alcance de la tecla un volumen casi infinito de datos, saberes, recursos de todo tipo. Pero, como en cualquier biblioteca, hay quienes se dedican a perder el tiempo y quienes saben aprovechar y gozar lo que hay.

Este lunes 17 de mayo se abrirá en línea un proyecto pensado para quienes realmente toman en serio las posibilidades intelectuales de los avances cibernéticos: coincidiendo con la salida en librería de la nueva edición de Georges Forestier y Claude Bourqui de las obras completas de Molière en la legendaria colección de La Pléïade (Gallimard), se darán a conocer gracias al portal de la Universidad de París todos los documentos y las notas con que se trabajó el aparato crítico de la nueva publicación: las notas ampliadas que no cupieron en la edición impresa, las distintas ediciones antiguas de las comedias, con la posibilidad de compararlas fragmento por fragmento, una extensa cronología de la época y una enorme base de datos de textos de referencia útiles para el estudio de las obras del máximo comediógrafo francés.

El proyecto ha sido calificado por el Magazine Littéraire como “un auténtico cambio de paradigma crítico, que tiene que ver tanto con nuestra calidad de lectores como con la autoridad del saber”.

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Editorial Ágata publicó por segunda vez en 1999 un pequeño libro redactado pocos años antes por miembros de la Sociedad de Geografía y Estadística: Palabras, modismos y expresiones del Sur de Jalisco. Es una obrita divertida y que tiene el mérito de las recopilaciones. Gracias a este tipo de esfuerzos locales y amateurs no se pierden completamente ciertas formas de hablar que con cada vez mayor velocidad van siendo eliminadas por la influencia de los medios de comunicación y las pretensiones de la gente, que busca sonar urbana y refinada. Para quienes crecieron en estas tierras, hallar palabras como muca (“codo” o avaro), tapique (montón), trespeleque (desmedrado) es como volver a la infancia. Sin embargo, a veces asombra encontrar términos y expresiones comunes a todo el orbe hispánico, que están en el Diccionario de la Real Academia (y en todos los diccionarios, como por ejemplo zopenco, aquí consignado con s por misteriosas razones), otros que no son para nada localismos (como la mayor parte de los nahuatlismos, que se usan en grandes regiones del país y hasta en Centroamérica), otros que son simplemente una pronunciación defectuosa o arcaica, pero para nada local (mallugar por magullar, haiga por haya, truje por traje, etc.).

Lo que haría falta es que esta compilación cayera en manos de profesionales de la lexicografía y la lexicología, que son disciplinas rigurosas que definen los criterios para un estudio serio de este tipo, más allá del pintoresquismo. Pero, que se sepa, ningún académico de las varias “máximas casas de estudios” del Estado se ha interesado hasta ahora por el tema en forma sistemática.
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