México
De la cultura a la frivolidad
El arte de la conversación se ha perdido, y con eso la capacidad de tolerar a los demás, de aprender que puede haber opiniones diferentes
“Me parece —dice Vargas Llosa— que tal transformación significa un deterioro que nos sume en una creciente confusión de la que podía resultar, a la corta o a la larga, un mundo de valores estéticos, en el que las artes y las letras habrían pasado a ser poco más que formas secundarias de entretenimiento”.
Parece que a las nuevas generaciones les da flojera conectar una cosa con otra y sorprenderse al descubrir de qué manera se arman las pequeñas redes del conocimiento que, atándolas en el tiempo, nos permiten ser más racionales y críticos y nos ayudan para que podamos expresarnos mejor.
El arte de la conversación se ha perdido, y con eso la capacidad de tolerar a los demás, de aprender que puede haber opiniones diferentes y que hay que convivir en un mundo donde la variedad es el gusto y la diferencia una realidad.
La UNESCO opina que es a través de la cultura que podemos discernir los valores y tomar en cuenta diferentes opciones, además de expresar mejor.
La idea del progreso es engañosa —dice Vargas Llosa—, y tiene razón cuando describe cómo es que nunca ha estado menos segura la supervivencia del planeta, a pesar de los movimientos sustentables que buscan detener su deterioro y volvamos a ser racionales en el uso de la energía; nunca ha habido tantos riesgos de una confrontación atómica, ni de la locura sanguinaria producto del fanatismo religioso; nunca antes tal erosión del medio ambiente.
Ojalá poco a poco lo volvamos a entender para reconocer que en el mundo hay diferentes opiniones y no sólo una, como en esos países gobernados por una dictadura o que tienen gobiernos en donde la palabra divina es la única verdad absoluta.
Hace un siglo, la gente culta se negaba a darle la espalda a la realidad, como dice Vargas Llosa en este ensayo que promete.
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