México

De frente y de perfil

De alianzas

Las alianzas electorales entre partidos de derecha e izquierda revivieron los ímpetus de los dirigentes de los organismos políticos que se sentían desplazados en la sucesión presidencial.

De esa forma se consolidaron frentes comunes con candidatos que no profesaban la ideología de unos u otros, pero que eran sumamente rentables, para mostrar que es cierto que la unión hace la fuerza.

Así, los opositores al PRI conquistaron tres gobiernos importantes dentro del compacto grupo de 12 gubernaturas en juego disputadas en julio del presente año.
Puebla, Oaxaca y Sinaloa vieron rotas la hegemonía tricolor, luego de 80 años de gobiernos surgidos de las propuestas priistas.

Claro que para ello tuvieron que recurrir a candidatos formados en las filas de lo que antes fuese la maquinaria del PRI y que por diferencias (no fueron considerados en las candidaturas) decidieron abandonar las filas del Revolucionario Institucional.

Rafael Moreno Valle (Puebla) y Mario López Valdés (Sinaloa), abandonaron las filas del PRI, al no ser sembrados como candidatos a sus respectivos gobiernos, y Gabino Cué (Oaxaca) hizo lo propio cuando fue relegado de la candidatura a la gubernatura de Oaxaca.

Esos experimentos exitosos refrescaron la ambición de los dirigentes partidistas que justifican de esa manera la falta de cuadros y de militantes con talento, por lo que buscan repetir la fórmula en la Entidad más preciada de las 32 que conforman la geografía nacional.
El Estado mexiquense se convirtió en el preciado trofeo, en el que convergen todos los buenos y malos propósitos de la actividad política, en un esfuerzo supremo por llevarlo a ser el fiel de la balanza dentro de la sucesión presidencial.

Siendo el gobernador mexiquense, Enrique Peña Nieto, el mejor posicionado —por mucho— dentro de la carrera presidencial, no solamente en su partido sino también a nivel nacional, por encima de sus adversarios más cercanos al dos por uno, la intención es descarrilarlo o, cuando menos, mostrar su eventual fragilidad.

Por eso, la apuesta es entre derecha e izquierda, partidos que ya aprobaron ir con un candidato común en la contienda electoral del próximo año, para mostrar que es posible derrotar al mexiquense, si se convierte en candidato presidencial.

Es cierto que Peña Nieto no competirá en la elección, pero también lo es que el abanderado del PRI será quien él elija y que la fortaleza del candidato se basa en la figura del actual gobernador y la obra ejecutada en sus años de Gobierno.

Con ese panorama, la selección del candidato priista deberá ser minuciosa y manejada con gran aseo político para evitar fracturas que debiliten al organismo político y pongan en jaque la gran estructura construida a lo largo de décadas.

La tarea para los aliancistas tampoco parece sencilla, ya que las escasas figuras con que cuentan unos y otros no representan absolutamente nada para los electores o se trata de cartuchos quemados, vencidos en elecciones anteriores.

De ahí que los partidos de derecha e izquierda buscan con desesperación un priista renegado o un supuesto miembro de la sociedad civil, para nominarlo como su candidato y presentar una supuesta cara nueva en los comicios de julio próximo.

La tarea no es sencilla, ya que habrá que convencer a los miembros de sus consejos políticos para que permitan que pasen esos personajes mencionados en uno u otro frente, con todo y que la candidatura única ya fuese aprobada por los dos principales partidos que buscan esa alianza, PAN y PRD.

En medio de esta mescolanza se encuentra un personaje sumamente atípico, pero congruente con sus ideas, Andrés Manuel López Obrador, quien se opuso ya a que perredistas, petistas y convergentes vayan aliados con quien considera le robó la Presidencia de México, el Partido Acción Nacional.

La oposición de López Obrador no es secreta, por el contrario es sumamente abierta y la confrontación dentro del partido del sol azteca amenaza con una gran ruptura y con hacer crisis dentro de la candidatura presidencial perredista.

Las amenazas de uno y otro lado surcan el ambiente político y la tensión hace que la temperatura suba, con todo y que las candidaturas se conocerán hasta inicios del año próximo.

Andrés Manuel y los “Chuchos” cruzan apuesta sobre quién saldrá triunfador de esta confrontación interna, ya que saben que el que sobreviva se convertirá en un actor fundamental en la sucesión presidencial, donde el tabasqueño apuesta su eventual postulación por toda la izquierda o solamente por los partidos considerados morrallas y apéndices del perredismo.

* Como siempre, Carlos Salinas Gortari irrumpe en el escenario político y desata la controversia con sus palabras, donde deja en claro que nada es el “ahí se va”, todo es completamente razonado.

El ex presidente de México aclara que la alternancia llegó a México para quedarse, con lo que deja en claro que su partido (PRI) habrá de recuperar la principal gema política: la Presidencia de la República, con lo que la alternancia continuará dándose.
Salinas mostró también por donde late su corazón hacia 2012 y para donde apunta sus baterías.

* El Gobierno español festejó su día en la residencia del embajador acreditado en México, donde se dieron cita políticos, intelectuales, diplomáticos y gente de la sociedad, sin dejar de lado a los representantes de las distintas comunidades avecindados en nuestro país.
Catalanes, vascos, asturianos, andaluces y representantes de las otras provincias convivieron con representantes de otras culturas en una divertida convivencia.

* Todavía se recuerda el aplauso promovido por Porfirio Muñoz Ledo para el entonces director del IFE (el primero en la historia de ese Instituto), Emilio Chuayffet Chemor, como un reconocimiento a la gestión del mexiquense.

Década y media después, el IFE vive circunstancias difíciles y se le niegan los méritos en los distintos procesos electorales.
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