México

Daño a patrimonio cultural, sin freno

El sitio arqueológico El Tortuguero, poseedor de cuatro siglos de cultura maya, es arrasado con la ausencia de las autoridades

MACUSPANA, TABASCO (22/ABR/2011).- Dinamitado y arrasado por máquinas trituradoras para convertirlo en material de construcción, el sitio arqueológico de El Tortuguero, en Macuspana, Tabasco, es destruido de manera indiscriminada y con ello cuatro siglos de la cultura maya, que ahora adquirió relevancia por anunciar el fin astrológico del mundo para 2012.

Ninguna autoridad federal, estatal o municipal se ha preocupado por detener la destrucción del patrimonio cultural que contiene ese asentamiento maya descubierto en 1900 —a 60 kilómetros al oriente de Villahermosa— y que a partir de 1940 es arrasado por encontrarse prácticamente sobre un banco de piedra cantera.

En un Estado como Tabasco, donde casi todo el territorio es pantanoso, las autoridades han preferido explotar la cantera para producir piedra, grava y arena, en lugar de conservar uno de los más importantes patrimonios de la cultura maya.

“El sitio arqueológico quedó regado en las carreteras de Tabasco, construidas con el material extraído del lugar”, lamentó el director regional del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Juan Antonio Ferrer.

Y no sólo empresas constructoras mexicanas, también durante décadas Petróleos Mexicanos (Pemex) se abasteció en esa zona arqueológica de material para la construcción de caminos, presas de desechos de hidrocarburo para asentar torres de perforación.

Este sitio tabasqueño es señalado como de suma importancia por contener vestigios de los 400 años de cultura maya, entre ellos la estela conocida como Tortuguero Número 6, asociado con la creación del mundo y que anuncia el fin de un período astrológico para el 23 de diciembre de 2012, cuando descienda a la tierra el Bolom Yucte, la máxima deidad maya.

Junto con esa estela, también fueron encontrados otras siete de piedra rescatadas por el poeta tabasqueño Carlos Pellicer Cámara, en 1947.

Actualmente, El Tortuguero, que prácticamente ha desaparecido, cobra relevancia entre las autoridades que lo consideran de importancia turística al acercarse la fecha del final del Bactun, así nombrado el período de 400 años de la cultura maya y que, según las profecías, será acompañado con el descenso del dios Bolom Yucte.

Incluso, se tiene proyectado reconstruir lo que aún queda de vestigios y colocar réplicas de los monolitos con inscripciones mayas encontrados para que puedan ser admiradas por los turistas que se prevé visitarán la zona el año próximo.

“El asunto es que nos vengan a visitar”, mencionó Juan Antonio Ferrer tras revelar que para ello pedirán “prestados” al Museo Metropolitano de Nueva York dos pequeños fragmentos de la estela que allí se exhiben y que son propiedad de un particular.

A la par con estos proyectos, no se tiene ningún plan para detener la trituración de la zona arqueológica, donde también existen varias cuevas naturales que contienen vestigios.

Según el secretario general del ayuntamiento de Macuspana —donde se sitúa El Tortuguero—, Julio Ernesto Gutiérrez Bocanegra, los empresarios de la construcción instalaron en la zona numerosas plantas productoras de grava con la complacencia del INAH, la Semarnat y Profepa, sin estudios de impacto ambiental de por medio, lo que aceleró la “despiadada” destrucción del sitio.

El funcionario denunció que la Semarnat y la Profepa otorgan permisos que cuestan menos de mil pesos para explotar la cantera, y con ello permiten devastar no sólo los vestigios prehispánicos, sino también áreas de milenarios árboles de Ceiba, Caoba, Cedro, Macuillis, Guayacán y otra variedad de flora, junto con fauna silvestre.

Vestigios a flor de tierra

En un recorrido por la falda del cerro de El Tortuguero se encontraron varios vestigios prehispánicos casi a flor de tierra. Algunos ancianos del lugar aseguraron que aún existen importantes restos enterrados y que en algunos casos los lugareños han optado cubrirlos con tierra para evitar el saqueo.

Pablo López García, de 77 años; Enrique González Nieto, de 89 años, así como Concepción Solano, dijeron haber presenciado el descubrimiento de los ocho estelas de piedra que luego fueron trasladadas a Villahermosa.

Relataron que en 1947, en una zona donde las graveras privadas y de Pemex trituraban el material de la montaña, una parte del cerro de El Tortuguero se derrumbó tras una lluvia, lo que puso al descubierto varias tumbas en las que estaban los monolitos. González Nieto es propietario del terreno, de unas cinco hectáreas, donde se localizaron las tumbas prehispánicas, y aseguró que a lo largo de los años no se ha podido detener el saqueo.

“Si ustedes escarban un poco nada más, encuentran piezas”, aseguró Francisco González, otro lugareño, mientras sus hijos pequeños jugaban con varios anillos de piedra verde que encontraron en la zona. El hombre consideró que si las autoridades decidieran construir un museo ahí, se le podría pedir a los pobladores las reliquias que tienen en sus casas.

La estela Tortuguero Número 6 relata la vida del gobernante de ese asentamiento maya, Balam Ajaw, en un templo que aún sigue enterrado.

El monolito, de 1 metro 90 centímetros de altura, contiene el texto maya más largo que se conoce con referencias al arte, uso de yerbas y el nacimiento y entronización del gobernante; trata sucesos bélicos y muestra emblemas de la ciudad de Palenque, con la que se le supone parentesco de dinastías.

De acuerdo con el director regional del INAH, el lugar fue olvidado de tal forma por esa institución que se ignora en dónde estaban los ocho monolitos encontrados, porque no se tiene registro de ello y ahora se recurrirá al testimonio de los habitantes para lograr establecer el sitio de cada estela.

La directora del Museo Regional “Carlos Pellicer Cámara” en Villahermosa, Rebeca Perales, mencionó que en el asentamiento había al menos siete edificios importantes y aseguró que esa institución tiene bajo resguardo los ocho monolitos.

Ficha técnica
Estudios ambientales, inexistentes


El secretario general del ayuntamiento de Macuspana, Julio Gutiérrez Bocanegra, declaró que los empresarios instalaron en la zona arqueológica numerosas plantas productoras sin estudios de impacto ambiental.

El funcionario advierte que la Semarnat y la Profepa otorgan permisos que cuestan menos de mil pesos para explotar la cantera, y con ello permiten devastar no sólo los vestigios prehispánicos, sino también áreas de milenarios árboles, variedad de flora y fauna silvestre.
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