México
Dan nuevas armas para combatir el crimen organizado
Autorizan a las autoridades reservar la identidad de agentes encubiertos
Las modificaciones a ocho normas, avaladas en diciembre en el Congreso, fueron publicadas el viernes en el Diario Oficial y entrarán en vigor el sábado, en momentos que México padece un embate de los carteles del narcotráfico.
Una de las reformas autoriza a las autoridades reservar la identidad de agentes encubiertos, a quienes se les asignará una clave numérica que sólo conocerán el procurador general, el secretario de Seguridad Pública federal, el titular de la unidad especial que ordene una investigación y el policía mismo.
La ley denomina a esos policías ``infiltrados'' y se prohíbe que en cualquier documento de una investigación aparezca su nombre, domicilio o cualquier otro dato que pudiera servir para identificarlo.
Las modificaciones legales, que también homologan leyes secundarias con recientes reformas constitucionales en seguridad, también autorizan a cualquier persona a detener a un presunto criminal en el momento que cometa un delito o inmediatamente después.
Otro elemento es la facultad a la autoridad de solicitar por cualquier medio una orden de allanamiento, incluso de manera oral. Hasta el momento sólo podía hacerse por escrito.
Ahora, además, las grabaciones de comunicaciones entre particulares podrán ser aportadas por alguno de los involucrados como pruebas para una investigación o proceso penal. En reformas recientes a la Constitución se aprobó esto, pero falta incluirlo en la ley secundaria correspondiente.
México ha vivido en los últimos años una escalada de violencia atribuida a los carteles de la droga y el crimen organizado, que sólo en 2008 superó los cinco mil 300 asesinatos, un incremento de más del 100% respecto a 2007.
Las autoridades consideran que la mayoría de la violencia es resultado de una disputa entre dos facciones del Cartel del Pacífico, aunque también como resultado del enfrentamiento a las autoridades.
Al llegar al poder en 2006, Calderón anunció una guerra contra el narcotráfico y ordenó un despliegue de militares y agentes federales en cantidades no vistas con anterioridad y que ha llegado hasta más de 40 mil efectivos, aunque no han sido suficientes para inhibir la violencia.
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