México

Cuarenta mil personas se reúnen en Iztapalapa

Las autoridades delegacionales reportan pocos incidentes durante la jornada de la llegada de Jesús a Jerusalén en la demarcación capitalina

CIUDAD DE MÉXICO.- En el inicio de la Pasión de Cristo, en Iztapalapa, las autoridades de la Delegación reportaron la asistencia de 40 mil personas hasta el mediodía.

La demarcación informó que la representación del Domingo de Ramos –que es la celebración de la llegada de Jesús a Jerusalén— ha convocado a decenas de personas que participan en la peregrinación y a aquellos que acuden a observarla.

En la totalidad de la Semana Santa, las autoridades estiman la presencia de casi dos millones de personas.

Hasta el momento se han atendido 68 emergencias médicas, principalmente, por deshidratación y molestias en los pies.

De acuerdo con el comité organizador, ayer acudieron mil nazarenos, pero el número se prevé duplicar para el jueves y viernes santo.

En la escenificación participan 150 actores y cuyo rol principal, Jesús, es interpretado por Jesús Francisco Gerardo Serrano.

La representación culminó con el arribo al Santuario de la Cuevita donde se escenifica el pasaje bíblico de la expulsión de los mercaderes del Templo. Jesús tuvo un pequeño tropiezo, al momento de empujar a los comerciantes, se resbaló y cayó de rodillas, pero de inmediato se puso de pie.

Expulsa Jesús a comerciantes del Santuario de la Cuevita

Ante cientos de iztapalapenses reunidos en el atrio del Santuario del Señor de la Cuevita, “Jesús de Nazaret” expulsó del templo a los mercaderes que ofrecían ahí sus mercancías.

Enfadado, Francisco Gerardo Serrano en su papel de “Cristo” les exigió que abandonarán la casa de Su Padre y a reatazos y empellones los sacó del lugar, ante la mirada atenta de actores y feligreses que agitaban palmas y coreaban ‘“osanna, hosanna al hijo de David”.

Luego perdonó a una adúltera y la rescató de ser apedreada por una turba, a la que dijo: “el que esté libre de pecado que arroje la primera piedra”; a la mujer, el Nazareno le pidió que no volviera a pecar.

Momentos antes el obispo auxiliar Jesús Antonio Lerma Nolasco bendijo a fieles, ramos y palmas desde un templete instalado en el atrio del santuario.

Al final de las escenificaciones bíblicas, “Jesús” solicitó un burrito para continuar con la procesión del Domingo de Ramos y partió hacia a la Casa de la Mayordomía, ubicada en el barrio San Miguel, en Rojo Gómez casi esquina con Allende, seguido por miles de fieles y cientos de nazarenos, algunos de los cuales caminaron descalzos sobre el ardiente asfalto.

Los preparativos

Los episodios más importantes tienen lugar el Domingo de Ramos con la Procesión y la Bendición de las Palmas; el Jueves Santo en el Jardín Cuitláhuac, y el Viernes Santo con Ia secuencia de la sentencia, los azotes, Ia coronación de espinas y el Viacrucis que culmina en el Cerro de La Estrella con la crucifixión.


Desde hace más de 150 años, en Iztapalapa tiene lugar una ceremonia, fiesta y representación de la Pasión, que no responde ni a una narración sacra, ni a un teatro tradicional: es una expresión de múltiples aportaciones que se funde en una particular sincretización.

Los misioneros utilizaron el teatro para catequizar a Ios antiguos mexicanos y desterrar así las prácticas religiosas anteriores. Las escenificaciones de la Pasión, conmovían profundamente a los espectadores; así, el teatro de los evangelizadores actuó en favor de la cristianización. Del pasado Ilegan las voces que amalgaman en el presente una forma particular de sincretismo, donde las viejas costumbres, Ios componentes internos y externos del drama, se llenan de nuevos contenidos sin desalojar completamente a las anteriores.

Telón de fondo

Siglo y medio de Pasión

El escenario general


Iztapalapa, una de Ias 16 delegaciones que constituyen el Distrito Federal, ha sustituido sus canales, chinampas y trajineras con verduras y flores, por ejes viales y el Metro.

Tiene en el Cerro de la Estrella, en sus templos, plazas y jardines de la cabecera, los espacios sagrados donde se escenifica cada año la representación ritual por excelencia.

La coexistencia de Iztapalapa con la gran urbe, no ha logrado borrar las viejas costumbres; sus habitantes renuevan sus lazos de amistad, de compadrazgo y vecindad, de pertenencia e identidad con el barrio y con la localidad en Ias distintas fiestas de su calendario, pero es en la Semana Santa cuando éstos aparecen con mayor fuerza.

Los moradores de los ocho barrios: La Asunción, San Ignacio, Santa Bárbara, San Lucas, San Pablo, San Miguel, San Pedro y San José, conviven entre la modernidad y Ia tradición.

El Señor de la Cuevita eligió el pueblo, “ya no se quiso ir”; por esta razón le dedicaron un templo y le tienen especial devoción. En la tercera década del siglo pasado, una epidemia de cólera azotó a la población; la creencia popular atribuyó a la divina imagen el cese de la mortandad. En agradecimiento a tan prodigiosa intervención, se inicia la escenificación de la Pasión, con actores del pueblo, y año con año se repite hasta hoy.

La ceremonia, fiesta y representación de la Semana Santa, vuelca lo popular hacia lo sagrado, en un hecho que es por un lado civil y por otro religioso. Las autoridades eclesiásticas apoyan estos actos masivos, aunque no los aceptan como totalmente litúrgicos; más bien “dejan hacer” al pueblo, que escenifica desde hace más de 150 años la Pasión de Cristo.
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