México
Consejeros electorales, ¿para qué?
Por Jorge Octavio Navarro
Un apunte previo: los consejeros electorales no dan consejos. ¡Y qué mejor!, porque a nivel de los sueldos que tienen, sus asesorías serían las más costosas del país. Nomás hagamos las cuentas: el consejero electoral presidente, David Gómez Álvarez, tiene un salario mensual un poco mayor a 158 mil pesos (salario bruto, hay que aclararlo para evitar susceptibilidades heridas).
Terminado el previo apunte, entremos en materia.
Los consejeros electorales se llaman así porque son miembros del “Consejo General”. Este Consejo es la autoridad máxima del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco. Para ser sucintos, le dicen “IEPC”... son entonces los consejeros del IEPC.
E insisto, porque es muy importante aclararlo: Estos señores del Consejo General del IEPC no están ahí porque den consejos. Están ahí porque son los más preparados, los más aptos, los mejores ciudadanos (con toda la carga que tiene el concepto “ciudadano”) para organizar las elecciones y promover la cultura democrática. Digámoslo en el español que hablamos en Guadalajara: son las gentes más especiales, las que más ocupamos, para que nos organicen las elecciones y nos mantengan la democracia.
Pues bueno. Por estos días se les está acabando su período de trabajo.
Dicho de otro modo: el 31 de mayo se termina el plazo establecido en la ley para que los jaliscienses cambiemos de consejeros electorales.
Aquí en Jalisco, donde vivimos más de siete millones de personas, a la gran mayoría le importa muy poco, casi casi nada, quiénes son estos señores consejeros electorales (aprovecho para mencionar que no tenemos ninguna consejera, aunque hay más mujeres que hombres en el Estado). Y seguramente por eso, otros señores muy importantes, los diputados, son los que andan haciendo la elección de los consejeros nuevos —perdóneme el lector que siga yo escribiendo en español tapatío—.
Ellos, los diputados, hicieron una convocatoria y están en la chamba de elegir a los consejeros electorales. Dicen en su convocatoria que antes del 31 de mayo deberán haber terminado esa elección.
Y como muchos jaliscienses, casi todos, están hartos de tantas elecciones, me permito preguntar: Consejeros electorales, ¿para qué?
Déjeme, lector, decirle: Este IEPC que ahora se convirtió en un lugar donde siete señores (posiblemente admitan a una señora) organizan las elecciones y aprenden ahí mismo qué es Derecho Electoral, surgió hace algunos años como un regalo que nos dimos los jaliscienses para hacer más firme nuestra democracia, para garantizar que en las elecciones todos los votos serían contados y el resultado se respetaría; este IEPC es ahora un premio que se reparten los partidos políticos.
Entonces, ¿para qué los consejeros electorales? Para que garanticen la democracia.
Aunque no hagan caso: diputados, saquen las manos, los consejeros electorales deben representarnos a los ciudadanos, no a sus partidos.
Jorge Octavio Navarro
(jonas@informador.com.mx)
Terminado el previo apunte, entremos en materia.
Los consejeros electorales se llaman así porque son miembros del “Consejo General”. Este Consejo es la autoridad máxima del Instituto Electoral y de Participación Ciudadana del Estado de Jalisco. Para ser sucintos, le dicen “IEPC”... son entonces los consejeros del IEPC.
E insisto, porque es muy importante aclararlo: Estos señores del Consejo General del IEPC no están ahí porque den consejos. Están ahí porque son los más preparados, los más aptos, los mejores ciudadanos (con toda la carga que tiene el concepto “ciudadano”) para organizar las elecciones y promover la cultura democrática. Digámoslo en el español que hablamos en Guadalajara: son las gentes más especiales, las que más ocupamos, para que nos organicen las elecciones y nos mantengan la democracia.
Pues bueno. Por estos días se les está acabando su período de trabajo.
Dicho de otro modo: el 31 de mayo se termina el plazo establecido en la ley para que los jaliscienses cambiemos de consejeros electorales.
Aquí en Jalisco, donde vivimos más de siete millones de personas, a la gran mayoría le importa muy poco, casi casi nada, quiénes son estos señores consejeros electorales (aprovecho para mencionar que no tenemos ninguna consejera, aunque hay más mujeres que hombres en el Estado). Y seguramente por eso, otros señores muy importantes, los diputados, son los que andan haciendo la elección de los consejeros nuevos —perdóneme el lector que siga yo escribiendo en español tapatío—.
Ellos, los diputados, hicieron una convocatoria y están en la chamba de elegir a los consejeros electorales. Dicen en su convocatoria que antes del 31 de mayo deberán haber terminado esa elección.
Y como muchos jaliscienses, casi todos, están hartos de tantas elecciones, me permito preguntar: Consejeros electorales, ¿para qué?
Déjeme, lector, decirle: Este IEPC que ahora se convirtió en un lugar donde siete señores (posiblemente admitan a una señora) organizan las elecciones y aprenden ahí mismo qué es Derecho Electoral, surgió hace algunos años como un regalo que nos dimos los jaliscienses para hacer más firme nuestra democracia, para garantizar que en las elecciones todos los votos serían contados y el resultado se respetaría; este IEPC es ahora un premio que se reparten los partidos políticos.
Entonces, ¿para qué los consejeros electorales? Para que garanticen la democracia.
Aunque no hagan caso: diputados, saquen las manos, los consejeros electorales deben representarnos a los ciudadanos, no a sus partidos.
Jorge Octavio Navarro
(jonas@informador.com.mx)
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