México

¿Conflicto UdeG- Gobierno estatal?

No creo que la palabra ''conflicto'' defina de manera precisa y completa la relación que ha mantenido la Universidad de Guadalajara con el Gobierno del Estado en los últimos años

En los últimos días se ha comentado en la prensa el supuesto conflicto que se ha generado entre la Universidad de Guadalajara y el Gobierno del Estado debido al insuficiente presupuesto asignado a esta casa de estudio por el Ejecutivo estatal. El artículo “El eterno retorno”, de Diego Petersen (EL INFORMADOR, 28 de enero de 2010) es muestra de ello.

Al respecto, no creo que la palabra “conflicto” defina de manera precisa y completa la relación que ha mantenido la Universidad de Guadalajara con el Gobierno del Estado en los últimos años, porque entonces, ¿dónde queda el debate, la discusión libre de las ideas, el derecho a disentir, a no estar de acuerdo, a tener una postura distinta y a proponer otras soluciones a los problemas que aquejan a la sociedad?

Exigir un trato presupuestal justo, de acuerdo con lo que reciben otras universidades públicas del país; emitir un comunicado sustentado en investigaciones científicas y procedimientos técnicos sobre algún proyecto o iniciativa del Gobierno; expresar una postura a favor de la preservación del medio ambiente; si todo eso es generar un conflicto, entonces sí, la tónica en la relación, no sólo en los últimos años sino siempre, ha sido el conflicto, y no sólo de la Universidad de Guadalajara sino de todas las universidades del país y del mundo.

Se comenta que la Universidad de Guadalajara nunca está satisfecha, como si la política gubernamental de reducir los recursos económicos a las universidades públicas no fuera una razón de peso para no estarlo. En este sentido, ninguna universidad pública está satisfecha con los recursos económicos que le son asignados, sobre todo cuando vemos que la inversión anual por alumno de educación superior en México es de seis mil 462 dólares, mientras que el promedio de los países de la OCDE es de 12 mil 336 dólares; sobre todo cuando vemos que mientras en México la cobertura alcanza sólo alrededor de 28%, otros países como Argentina (67%), Uruguay (64%) y Chile (52%) duplican este indicador.

En el comparativo nacional, de acuerdo con los datos del Tercer Informe del Presidente Felipe Calderón, Jalisco tiene una cobertura de 27.9%, mientras que el promedio nacional es 28.5%, el Distrito Federal 56.7%, Nuevo León 39%, Sonora 37.3% y Nayarit 36%. Es decir, hasta en el conjunto nacional nuestro Estado muestra un rezago considerable.

Asimismo, cabe señalar que si por evitar fricciones con el Gobierno estatal debido al tema presupuestal, la Universidad de Guadalajara no gestionara año con año más recursos para incrementar la cobertura en educación superior y abatir el rezago existente, entonces me pregunto: ¿Quién lo va a hacer?

No considero que la cuestión sea satisfacer a nadie en particular, porque cuando se atienda al total de los jóvenes que demandan estudios superiores; cuando los resultados de la investigación científica y tecnológica hayan logrado reconocimiento nacional e internacional; cuando el Gobierno del Estado asuma la responsabilidad plena de la difusión y promoción de la cultura; cuando se hayan frenado los abusos al medio ambiente, y cuando los egresados sean competitivos en los mercados laborales nacionales y extranjeros, entonces la institución estará satisfecha, mas no conforme porque siempre habrá algo por mejorar.

Durante estos 20 años se ha edificado la Red Universitaria en Jalisco con ocho centros regionales que no existían en 1989; con más de 26 mil estudiantes de educación superior que no eran atendidos en sus ciudades de origen y que tenían que desplazarse a la capital del Estado; con un Sistema de Educación Media Superior que ofrece servicios a más de 51 mil jóvenes en las preparatorias regionales, y todo esto sin contar el crecimiento que han experimentado los Centros Universitarios, las preparatorias metropolitanas y el Sistema de Universidad Virtual.

Aunado a lo anterior, debería mencionarse que el incremento en los costos de infraestructura, personal académico y administrativo, gasto de operación, mantenimiento y adquisición de tecnologías de telecomunicaciones, más las crisis económicas recurrentes del país y sus inflaciones galopantes, hacen difícil comparar el presupuesto que recibía la institución en 1989 con el actual, cuando menos no de una manera simplista.

En efecto, como se ha mencionado, hace 20 años la investigación, el posgrado y la difusión de la cultura, tanto en la ZMG como en las regiones, eran prácticamente irrelevantes, o inexistentes en algunos casos. Hoy se han constituido en una de las actividades más sólidas en el entorno local y nacional, y también en ocasiones han merecido el reconocimiento internacional.

La Universidad de Guadalajara ha cambiado, y mucho. La reforma académica iniciada justamente hace 20 años ha redituado, entre muchos otros beneficios, una regionalización real --no discursiva-- sin precedentes. Ningún programa gubernamental o iniciativa municipal o privada ha podido concretar en los hechos el impulso al desarrollo de las regiones como lo ha hecho la Red Universitaria en Jalisco.

Aún así los universitarios no podemos estar satisfechos, porque los problemas de movilidad, concentración demográfica, asentamientos irregulares y altamente riesgosos, marginación, ausencia de servicios básicos y severas afectaciones al medio ambiente, entre otros muchos problemas, continúan su cauce.

Considero que el problema de lo que se ha dado en llamar conflicto entre la Universidad de Guadalajara y el Gobierno estatal es mucho más profundo que la insatisfacción, la irresolución o el deseo mezquino de no querer solucionarlo sólo porque la institución de manera caprichosa pide más dinero al Gobierno sin sustentar su petición con razones de peso.

Creo que es más un asunto de visión de futuro. Es un hecho, más que evidente, que en la sociedad del conocimiento, del aprendizaje y de la información, los países que no inviertan lo suficiente en educación superior están destinados a la marginación y el atraso, como lo han señalado insistentemente desde los organismos internacionales y los expertos en temas educativos y económicos, hasta los políticos y líderes sociales de muchos países.

Así visto, el “conflicto” en realidad muestra su verdadera faz: la construcción del futuro inicia hoy y es tarea de la sociedad en su conjunto.

DR. MIGUEL ÁNGEL NAVARRO NAVARRO/Vicerrector ejecutivo de la Universidad de Guadalajara
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