México
¿Cómo sería México sin violencia?
La violencia y la inseguridad nos deforman y esa deformación no aparece en el registro del PIB
La violencia y la inseguridad nos deforman y esa deformación no aparece en el registro del PIB.
No sabemos cuánto nos cuestan, entre otras cosas porque la contabilidad nacional no se diseñó para registrar condiciones como las que vivimos. El 4% o 5 % que estamos creciendo es excelente, considerando nuestro promedio de las últimas dos décadas.
Sería mucho mayor, si tuviéramos cifras de seguridad como las de Canadá o Chile. La estabilidad macroeconómica y las ventajas geográficas de México no pueden ser aprovechadas plenamente.
El economista en jefe de BBVA Bancomer especula que México crecería un punto porcentual más, sin inseguridad.
El secretario de Hacienda afirma que ese problema nos cuesta 1.2% del PIB. Ambos cálculos suenan conservadores. La violencia y la inseguridad nos roban horas de trabajo y nos impiden estar enfocados 100% en las tareas más productivas.
Producen un daño patrimonial que es cuantificable, pero también dejan secuelas sicológicas que son inconmensurables. Alimentan una cultura de la desconfianza que hace mella en inversionistas, consumidores y turistas. En los destinos de playa hablan de los que no llegaron. En Monterrey, Ciudad Juárez y Tijuana, de los que se fueron.
Hombres y mujeres de empresa; jóvenes promisorios y profesionistas calificados. Su partida aparece en el Censo de Población, quizá. La cuenta del PIB no registrará su marcha inmediatamente. No está diseñada para medir el potencial no realizado.
Los mexicanos gastamos alrededor de 8% de nuestros ingresos en rubros asociados a la inseguridad.
El costo para las empresas es creciente. En el caso de las grandes, los márgenes permiten costear este egreso, pero no pueden evitar la desviación de recursos hacia cajones improductivos. Podrían invertir más, mejorar los salarios o fortalecer las políticas de capacitación.
¿Cómo sería México, si ese 8% se dedicara a rubros no relacionados con la inseguridad? La contabilidad nacional no se ocupa de las quimeras.
El costo de la violencia tiene un gran subregistro. Entre los intangibles y los delitos no denunciados existe un territorio de cuentas fantasmas. Las pequeñas empresas son mucho más afectadas, si cabe la expresión.
Recortan sus horarios de atención al público y miran cómo se desploman las ventas después de cada hecho violento.
Ellos no tienen el músculo financiero de los gigantes ni capacidad para protegerse de las extorsiones de la delincuencia organizada ni del pillaje del crimen desorganizado.
¿Cómo sería México sin violencia? Tenemos historia, paisajes, posición geográfica, recursos humanos y naturales.
Es potencial realizado a medias. Por lo pronto, nos acostumbramos a vivir amurallados y en desconfianza. Construimos nuestra versión de la Edad Media.
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