México
Chiapas: gobierna el terror
Una veintena de ciudadanos buscan documentar con sus testimonios el clima de terror que ha impuesto en esa Entidad el gobernador Juan Sabines
Chiapas— se organiza, busca a ministros de la Corte, líderes del
Senado, de diputados; a jefes de partidos, al ombudsman nacional, y pronto intentarán llegar a Los Pinos, para documentar con sus testimonios el clima de terror que ha impuesto en esa Entidad el gobernador Juan Sabines.
Según estremecedores testimonios, el mandatario estatal —de origen priista, converso al PRD y sedicente demócrata y adalid de izquierda y los derechos humanos— es en realidad un cacique de horca y cuchillo, cuyos leales arreglan todos los asuntos del poder —políticos, económicos, sociales, laborales, empresariales, campesinos y legales— mediante el terror. ¿Qué clase de terror?
Poca cosa: secuestro, tortura, vejación, robo, arraigo inconstitucional por hasta 80 días, fabricación de delitos federales y locales, amenaza de muerte a familiares y —en todos los casos— extorsión. Centenares de personas han perdido todo: casas, autos, ranchos, negocios… para pagar su libertad. Desde el Gobierno de Sabines el otro crimen organizado.
Hoy mismo, al momento de leer esta denuncia, un centenar de chiapanecos permanecen secuestrados por la Fiscalía Especializada en Delincuencia Organizada, en la llamada “Casa de Arraigo” —en el kilómetro 10 de la carretera a Chiapa de Corso, en lo que era el inmueble del Restaurante Azul—, en hacinamiento, sin respeto elemental de sus garantías básicas, víctimas de todo tipo de torturas y extorsiones por parte de policías y agentes del MP —una de ellas de nombre Fabiola—, que negocian con los arraigados desde un millón de pesos por su libertad.
El terror se desata contra líderes campesinos, empresariales, obreros, sin faltar funcionarios públicos, líderes sociales, turistas y, en el extremo, policías federales. Todo el que estorba al Gobierno estatal, en política, empresa, campo, administración pública, o que se enemista con la claque gobernante, es secuestrado, vejado, torturado, extorsionado, arraigado e incomunicado, bajo supuestos cargos de delincuencia organizada.
El jefe de la banda que desde el poder estatal impuso —ante prolongadas ausencias del gobernador Sabines, debido a una presunta enfermedad— es nada menos que el médico Nemesio Ponce, verdadero poder detrás del trono. Y claro, médico particular del mandatario estatal.
¿Quién será capaz de contener esa rapiña oficial? ¿El Ejecutivo federal, el Legislativo, el Judicial...? O los chiapanecos deberán esperar la justicia divina.
En el camino
¿Qué dirá de todo eso el senador Navarrete, promotor de Sabines?
Una veintena de ciudadanos —víctimas del terror que se vive en
Según estremecedores testimonios, el mandatario estatal —de origen priista, converso al PRD y sedicente demócrata y adalid de izquierda y los derechos humanos— es en realidad un cacique de horca y cuchillo, cuyos leales arreglan todos los asuntos del poder —políticos, económicos, sociales, laborales, empresariales, campesinos y legales— mediante el terror. ¿Qué clase de terror?
Poca cosa: secuestro, tortura, vejación, robo, arraigo inconstitucional por hasta 80 días, fabricación de delitos federales y locales, amenaza de muerte a familiares y —en todos los casos— extorsión. Centenares de personas han perdido todo: casas, autos, ranchos, negocios… para pagar su libertad. Desde el Gobierno de Sabines el otro crimen organizado.
Hoy mismo, al momento de leer esta denuncia, un centenar de chiapanecos permanecen secuestrados por la Fiscalía Especializada en Delincuencia Organizada, en la llamada “Casa de Arraigo” —en el kilómetro 10 de la carretera a Chiapa de Corso, en lo que era el inmueble del Restaurante Azul—, en hacinamiento, sin respeto elemental de sus garantías básicas, víctimas de todo tipo de torturas y extorsiones por parte de policías y agentes del MP —una de ellas de nombre Fabiola—, que negocian con los arraigados desde un millón de pesos por su libertad.
El terror se desata contra líderes campesinos, empresariales, obreros, sin faltar funcionarios públicos, líderes sociales, turistas y, en el extremo, policías federales. Todo el que estorba al Gobierno estatal, en política, empresa, campo, administración pública, o que se enemista con la claque gobernante, es secuestrado, vejado, torturado, extorsionado, arraigado e incomunicado, bajo supuestos cargos de delincuencia organizada.
El jefe de la banda que desde el poder estatal impuso —ante prolongadas ausencias del gobernador Sabines, debido a una presunta enfermedad— es nada menos que el médico Nemesio Ponce, verdadero poder detrás del trono. Y claro, médico particular del mandatario estatal.
¿Quién será capaz de contener esa rapiña oficial? ¿El Ejecutivo federal, el Legislativo, el Judicial...? O los chiapanecos deberán esperar la justicia divina.
En el camino
¿Qué dirá de todo eso el senador Navarrete, promotor de Sabines?
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