México

Cena de tres

La estrategia de Peña Nieto es ésa: esperar a que su oposición se agrupe o divida, converja o se separe, postule al mismo candidato o candidata, o a varios

Levantó la copa de vino y soltó, bromeando al poner cara de desolación, desesperación: “Ustedes son los únicos que me entienden”. Esa noche se habían reunido a cenar tres de los cinco precandidatos al Gobierno del Estado de México (Edomex), que tiene en su baraja Enrique Peña Nieto para determinar quién buscará sucederlo bajo las siglas del PRI.

El comentario del presidente municipal de Ecatepec, Eruviel Ávila, desató la carcajada de sus dos comensales: el alcalde de Huixquilucan, Alfredo Del Mazo Maza, y el diputado federal y ex secretario de Finanzas mexiquense, Luis Videgaray.

Los tres se han vuelto especialmente amigos, conocedores de las posibilidades propias y ajenas, y compañeros del mismo dolor: la angustia de esperar hasta finales de este mes, cuando Peña anunciará a su designado que le toca arrancar campaña. La revelación pública podría aplazarse hasta inicios de abril, dependiendo del resultado de la consulta que realizarán PAN y PRD el 27 de marzo para preguntar a la ciudadanía local si les gusta la idea de una alianza.

Los más exitosos mánagers del beisbol revelan que cuando llega la última entrada, el juego no se puede arriesgar, y lo que conviene es poner al pitcher que pueda sacar el out. Y eso depende, fundamentalmente, del bateador que tenga enfrente. No importa si el lanzador gana juegos, si su brazo es de larga o corta duración, si tiene futuro en el equipo o fama en la Liga, la pregunta es ¿quién puede sacar el out frente a este bateador?

La estrategia de Peña Nieto es ésa: esperar a que su oposición se agrupe o divida, converja o se separe, postule al mismo candidato o candidata, o a varios. Y una vez que la oposición revele sus cartas, cuando ya esté su bateador en la caja, el mandatario decida quién es el pitcher que pueda sacar el out, el candidato suba a su pitcher al montículo, el candidato capaz de ganar la elección, no hacer un buen gobierno, ser un estadista, tener visión o cultura, traer tal o cuál posición en las encuestas; no, la pregunta es quién puede ganar la elección, porque si el PRI la pierde se desdibuja la aspiración presidencial del gobernador.

Por eso del otro lado Felipe Calderón, Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador mueven sus fichas mexiquenses no por un interés local sino con 2012 en mente.

Convencidos de que sólo con una alianza pueden competir contra el PRI, Calderón y Ebrard harán lo que haga falta para que PRD y PAN vayan juntos y si tienen éxito, pondrán en aprietos de un solo golpe a Peña Nieto y a López Obrador. El tabasqueño lo que busca es asegurarse de que no haya alianza o por lo menos que la izquierda no se sume en bloque a ella, y por lo tanto se debilite su contrincante interno (Ebrard) y así poder enfilarse él como el rival de Peña Nieto para la presidencial.

Así, Edomex no es un laboratorio. Es una escala hacia 2012.

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