México
Carta para Ernesto, Cesar y Fernando
Es importante discutir todas las opciones para resolver la violencia en el país
Quiero hacerles una pregunta a los tres. ¿A qué le están apostando Uds. tres con asumir el liderazgo del movimiento que busca legalizar la droga? Me hago esta pregunta porque no entiendo por qué ustedes están dispuestos a usar su reputación, capacidad de convocatoria y experiencia como mandatarios para amarrar su imagen histórica al debate de que si se debe o no legalizar las drogas ilegales.
Ernesto, César y Fernando, ustedes son una referencia internacional en temas de economía, relaciones internacionales y seguridad. Yo soy una de sus fans.
Por eso no entiendo por qué ustedes se unen en esta triada de los “tres amigos” para promover la legalización de la droga. ¿Verdaderamente creen que esto resolvería el problema de extrema violencia e inseguridad en nuestros países? ¿Están convencidos que la legalización resolverá o mitigará el impacto que tienen los grupos de crimen organizado, guerrilla y paramilitares en las democracias latinoamericanas?
No estoy diciendo que no se deba debatir el tema de la legalización. Es importante discutir todas las opciones para resolver la violencia en el país.
Los argumentos a favor y en contra son relativamente sencillos. Los que están a favor asumen que la legalización reduciría el “negocio” lo suficiente para que no puedan comprar armas, pagar nómina y corromper funcionarios y policías.
Los que están en contra de la legalización afirman que esto se traduciría en más consumo y por ende más adicciones. Donde transita la droga eventualmente habrá consumo y donde hay consumo es de esperar que haya más violencia y criminalidad.
¿Cómo responden ustedes a los argumentos que señalan que si los criminales, guerrilleros y paramilitares no tienen drogas que vender, tienen muchas otras formas de abastecer sus arcas? El legalizar las drogas simplemente los empujaría a dedicarse más a las extorsiones, secuestros, tráfico de personas y robo de autos.
A los criminales no les faltan oportunidades de “negocios”. La solución es detener, debilitar y si es posible controlar para que no sea fácil delinquir y que se castigue a los criminales.
Yo les pregunto a ustedes, ¿por qué no usar su imagen como ex presidentes en promover una solución integral para mitigar el poder de estos grupos del crimen organizado que incluye exigir el control del tráfico de armas proveniente en su mayoría de los Estados Unidos, que los países puedan desarrollar un sistema de justicia penal funcional, transparente y justa que pueda perseguir a estos criminales y sobre todo, que se castigue a los funcionarios y políticos corruptos que permitan y facilitan que estas organizaciones puedan subsistir? Y si, como ustedes señalan, hay que tratar el problema de las adiciones como un problema de salud, no un problema penal.
La solución a la violencia y la inseguridad es mucho más compleja que la simple legalización. Una solución integral debería ser su apuesta.
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