México

Carlos Pascual termina su labor en México

El ex embajador ocupará un nuevo cargo en el Departamento de Estado de EU como coordinador internacional de Asuntos Energéticos

CIUDAD DE MÉXICO (16/MAY/2011).- Carlos Pascual se despidió el pasado jueves de su equipo de trabajo y el día de ayer terminó su ciclo como embajador de Estados Unidos en México, según la Secretaría de Estado.

Pascual fue el embajador número 57 de Estados Unidos en México, pero no ha sido el que más conflictos ha tenido con nuestro país.

Quizá el ejemplo más acabado sea el de Henri Lane Wilson (1909-1913), quien en 1913, de plano, abrió las puertas de su embajada el 18 de febrero de ese año para que el jefe rebelde, general Félix Díaz, se entrevistara en secreto con el general Victoriano Huerta para ultimar los términos y detalles del golpe de Estado contra Francisco I. Madero, a quien asesinaron cuatro días más tarde.

El 28 de agosto de 1911, en un informe a Washington, Henri Lane Wilson calificó al Gobierno mexicano de “apático, ineficaz, cínicamente indiferente o estúpidamente optimista”. Hablaba de Francisco I. Madero, relatan Josefina Zoraida y Lorenzo Meyer en el libro México frente a Estados Unidos.

Pascual presentó sus cartas credenciales al Gobierno de México el 9 de agosto de 2009 y el reciente 19 de marzo solicitó ser reasignado a otras áreas del cuerpo diplomático.

Quizá lo incómodo para el Gobierno del Presidente Felipe Calderón sea la “balconeada” a través de WikiLeaks de los comentarios de Pascual en torno a la descoordinación entre autoridades para combatir al narco y una serie de consideraciones sobre México, que pasan por su percepción de lo “gris” de los precandidatos presidenciales del Partido Acción Nacional (PAN).

“Los embajadores quieren levantar sus propias agendas ante sus jefes; le han hecho mucho daño a la relación”, declaró Calderón el 22 de febrero pasado. Y estalló el escándalo que el Presidente no ocultaba en privado.

Era su ya basta, con el riesgo de que Estados Unidos ignorara sus reclamos. Pascual, según sus propias palabras a la televisión, él tomó la decisión de irse para no afectar la relación bilateral.

Sin nombrar a Pascual, Felipe Calderón citó un cable atribuido a éste: “Habla de descoordinación entre nuestras dependencias. Yo no tengo por qué decirle cuántas veces me reúno con el gabinete de seguridad, no es un asunto de su incumbencia. Pero su ignorancia se traduce en una distorsión de lo que ocurre en México, y genera una afectación y una molestia en nuestro propio equipo”.
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