México
Carlos Abedrop
Su mejor premio es que la realidad le ha dado la razón
El noticiero del canal 2, esa noche, difundía la protesta de un mexicano que en épocas de poder absoluto del Ejecutivo se atrevía a desafiarlo a la puerta de la Cámara de Diputados. “Se les acusa de traidores, señor Abedrop”, dijo un reportero. “La conducta de la banca privada ha sido patriótica y solidaria… discrepo del diagnóstico de la crisis que ha hecho el presidente y pienso que México superará esta crisis y seguirá su camino ascendente, a pesar de todos los errores”, aseveró Abedrop.
A su casi 90 años, don Carlos recibe un premio otorgado por sus colegas de hoy, “…muy emotivo para mí después de 28 años de que el Gobierno me obligó a abandonar mi profesión bancaria”.
Y luego sintetiza el desastre: “A partir de la expropiación de 1982 se inicia un período de decadencia de la banca. En sus siguientes 20 años de vida azarosa, fue frágil e insuficiente para apoyar el desarrollo. Llega a este siglo con fuertes pérdidas que tuvo que afrontar el Gobierno cuando los accionistas habían perdido su capital. No hubo inversionistas mexicanos dispuestos a recapitalizar los bancos y la extranjerización fue la única solución para rescatarlos”. Y sugiere un camino práctico y benéfico: “Sólo haría falta que las instituciones extranjeras que operan aquí se integren de manera plena en la economía y en la vida nacional, inscribiéndose en la Bolsa Mexicana de Valores para que los mexicanos tengamos oportunidad de participar en su capitalización”.
Sobran razones para el premio entregado el jueves en Acapulco por el Presidente Felipe Calderón. Carlos Abedrop sigue impulsado por la misma esperanza en el futuro del muchacho que hace 75 años salía de su cuarto de hospedería estudiantil en el centro histórico del Distrito Federal hacia la biblioteca, el café de chinos, el cine o la escuela. Un largo andar de esfuerzos y visión.
Recibe un premio a su labor de toda la vida, pero a mí me gusta pensar que, tarde y sin embargo a tiempo, sus colegas decidieron entregárselo por las palabras aquellas, opuestas a la fuerza aplastante de un personaje y un sistema superados.
Su mejor premio, sin embargo, es que la realidad le ha dado la razón y ha puesto en su sitio a cada uno de los protagonistas de aquel episodio.
Felicidades, Carlos. Y adelante.
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