México

Cardenal Rivera llama a restablecer la tolerancia

La Arquidiócesis de México señala que en el debate político su papel no es el de proporcionar las normas éticas que fundamenten las leyes civiles

CIUDAD DE MÉXICO (17/OCT/2010).-  El cardenal Norberto Rivera afirmó que es necesario restablecer de manera "urgente" un ambiente "de fraternidad, tolerancia y justicia", en el que las instituciones cumplan su deber, las leyes se apliquen "sin miramientos ni concesiones", y que la ley esté avalada por principios éticos mas no "por ideologías, intereses partidarios o proselitistas y mucho menos por revanchas o fobias".

Durante la misa dominical, realizada en la Catedral Metropolitana, el jerarca de la Iglesia católica en México aseguró que se vive en "una profunda crisis" debido a la pérdida y ausencia de los principios morales".

Y por eso es que se vive el comercio de las drogas, el lavado de ganancias ilícitas, la corrupción, el terror de la violencia, el armamentismo, la discriminación racial, la desigualdad, y la destrucción de la naturaleza.

Haciendo uso de una parábola, el cardenal aseguró que existen ocasiones en las que las reacciones de las personas se deben a las molestias que les provocan la personas persistentes, por lo que se puede incurrir en la aplicación de la justicia sólo para que no les molesten, "para que puedan seguir disfrutando y servirse de su cargo mal atendido".

Durante esa celebración, representantes de la Iglesia dieron a conocer la postura de la Arquidiócesis en torno al debate que en las últimas semanas ha tenido con el Gobierno del Distrito Federal.

En el editorial "Desde la fe", bajo el nombre ‘La iglesia y la legislación civil', se asegura que "está lejos tanto del fundamentalismo como del sectarismo".

Sin mencionar de manera directa el debate con el Gobierno de la ciudad de México, la editorial reivindica el papel de la iglesia para participar en los temas de la vida pública y señala que es "respetuosa de la legítima pluralidad y de las reglas de la democracia".

Acusa que existen personas que han llegado "al extremo de pretender silenciar su voz (de la iglesia) en nombre de la laicidad, en nombre de la consolidada separación de la iglesia y el estado".

Advierte que esto es sólo una muestra de que a México le queda un largo camino por recorrer para que "vivamos una verdadera laicidad, positiva, en la que se reconozca plenamente la libertad religiosa con todas sus implicaciones, incluida la libertad de expresión".

La Iglesia reconoce y asegura "tener claro que en el debate político su papel no es el de proporcionar las normas éticas que fundamenten las leyes civiles, como si los no creyentes no pudieran conocerlas. La Iglesia sabe bien que mucho menos le compete proponer soluciones políticas".

Señala que la única pretensión de la iglesia es "ayudar a purificar la inteligencia e iluminarla para discernir las leyes justas, las que contribuyen al bien común".

"No pretende que su propio código moral se traduzca en legislación civil", más bien ayudar a descubrir el fundamento ético de una legislación justa.
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