México

Calladitos se ven…

Hay que saber de lo que se habla y decirlo bien toda vez que a veces la palabra es la plata y el silencio es el oro

La avalancha de críticas y censuras con las más aviesas de las intenciones, se le vinieron encima al joven secretario de Hacienda, Ernesto Cordero Arroyo, al manifestarse en el sentido de que una familia mexicana con un ingreso de seis mil pesos mensuales podía salir adelante aún pudiendo tener un crédito hipotecario.  Y ya…

Y ya, ante las reacciones provocadas y derivadas por tan infausta como desafortunada declaración, vendría el pertinente ofrecimiento de disculpas en el tenor mismo de que se apenaba mucho que por su expresión hubiese generado una confusión.

Una confusión, que sí, cuando en el contexto en que lo mencionó es que son familias que tienen ingresos modestos, como de seis mil pesos al mes y que hacen milagros a fin de poder salir adelante, incluso con créditos contraídos. Vamos, que lo que se dijo no era…  

Lo importante es lo que se quiso decir.

Iba, pues, para familias muy luchadoras que merecen la consolidación económica en el país, para que puedan mejorar sus percepciones en la estabilidad de precios.

Por demás sabido es que Ernesto Cordero ha sido señalado y mencionado como uno de los candidatos presidenciables por el blanquiazul, y de ahí que dentro de su “mea culpa”, externara que más que las futuras especulaciones con respecto al futuro mismo de su carrera, lo que más le apenaba es el que se pudiera haber agraviado a muchas familias mexicanas por un funcionario público que pudiera acusar tanta insensibilidad…  ¡Toma del frasco, Carrasco..!

La cuestión real es que en etapa de ebullición de futuros tiempos electorales dentro de los que todo se vale, el oficio político debe de manifestarse en la conducción del personaje que lo tenga, o se hace presente en el que no, dado que por cualquier trastabilleo, la fauna política interesada se vuelca para intentar acabar con el que cometió el error a fin de nulificar su acción y sacarlo de la contienda; o como decían los de antes: “Alegre el indio y le dan sonaja…”

No es nada nuevo, la experiencia, el bien llamado “colmillo” político entre los contendientes es, a no dudar, arma poderosa en la persecución de los fines, cuando si bien la democracia mexicana es apenas naciente, hay el pensamiento de que todos los males de la democracia misma se pueden curar con más democracia, cuando ésta es tomada como el gobierno de la gente, por la gente y para la gente…  Empero…

Empero, cuidado, porque en la democracia va aparejada la demagogia que bien saben aplicar los oportunistas que para nada sirven pero que saben hechizar a la chusma.

Y…  PENSÁNDOLO BIEN.

Y…  PENSÁNDOLO BIEN, hay que saber de lo que se habla y decirlo bien toda vez que a veces la palabra es la plata y el silencio es el oro.  De ahí aquello de que “calladitos…  calladitos se ven…  más bonitos”.
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