México

Calderón y López Obrador, aliados

Para millones de fanáticos de López Obrador, el horrible PAN ya no será tan feo

Podrán decir lo que les plazca, misa si quieren, pero ayuntar electoralmente al PAN y PRD no es más que convertir en aliados al Presidente Calderón y el perredista López Obrador. ¡Quién lo iba a imaginar!

Pero consumado el matrimonio Calderón-López Obrador, ahora los nuevos aliados deberán resolver el dilema de explicar a los electores la razón por la que deberán votar por el PAN en Oaxaca, Hidalgo, Durango y Puebla. Además de convencer al propio electorado —al que adoctrinaron en el odio contra todo lo que suene a PAN, sea de color azul y se parezca a Felipe Calderón—, que la historia ya cambió y es al revés.

Es decir, que para millones de fanáticos de López Obrador, el horrible PAN ya no será tan feo, el color azul será un “bonito color”, y Fecal ya no será la ingeniosa expresión para ofender. Y claro, Calderón ya no será espurio, y ya nadie dirá que se robó la elección. Serán cosas del pasado, por ejemplo, el perverso PRI-AN, matrimonio acuñado como la peor perversión político electoral. Y “lo de hoy” será el democrático, moderno y patriota PAN-PRD.

Así, los amarillos serán obligados a tragar los sapos y serpientes que en tres años vomitaron contra Calderón, el PAN y contra los críticos de López Obrador. A su vez, los azules deberán olvidar que el PRD y sus lopistas son “un peligro para México”, que el FAP era la izquierda rancia, atrasada, violenta y radical. El matrimonio Calderón-López Obrador hará el milagro —a pesar de que muchos lo dudan— de voltear la realidad de cabeza.
¿Por qué la del PAN y PRD es una alianza entre Calderón y López Obrador?

Elemental. Porque César Nava no mueve un músculo, toma una decisión o espanta una mosca sin el aval de Felipe Calderón. Y en el otro bando, Jesús Ortega y Manuel Camacho no dan un paso sin el aval de López Obrador. Más aún, la claque del tabasqueño cambió su discurso en forma asombrosa, y hoy todos apoyan la alianza. Y claro, rabiosos críticos de Calderón, como Gabino Cué, hoy lo reconocen como presidente legítimo y dicen estar dispuestos a colaborar con su gobierno. La “metamorfosis” de Kafka palidece.

En pocas palabras, resulta que a los ojos de todos, los enemigos que parecían irreconciliables desde 2006, hoy retozan en la cama del común adversario; el PRI. Ayuntados PAN y PRD, pronto habrá descendencia propia de circo. Pero el fenómeno no es nuevo. En junio de 1996, López Obrador se alió al presidente Zedillo, en abierta traición a Cárdenas. Y quienes duden, pueden revisar La Jornada del 3 de junio de 2006 y Proceso No. 1023, del 10 de junio del mismo año, en donde Heberto Castillo denunció “el lombardismo de López Obrador”. Chulada de políticos. Y de electores, claro.

En el camino


No, ni la autoridad ni los dueños del antro pagarán culpa alguna. Eso se llama impunidad.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando